Friday, June 29, 2007

Crónicas Pop: Berlin 1977, cuando Bowie era nazi (sobre Velvet Goldmine)






No es que esta semana no me haya visto mis buenas películas, que sí que me las he visto… pero, la verdad, es que no había nada muy reseñable, una semana tonta… Con lo que sí que me estoy riendo de lo lindo es con mi “investigación” (como si dijéramos) sobre el cine que se realizó alrededor de la escena artística y musical del East Village en los 80. Un cine así como cutre que es capaz de unir a personajes tan díscolos como Basquiat, Warhol y toda la plana mayor del punk (Blondie, Richard Hell, Amos Poe). Entre los libros de música y cine que estoy ojeando me saltaron a la vista unas explosivas declaraciones sobre el torrrrrrido romance entre David Bowie e Iggy Pop. Un rollo sobradamente conocido pero no lo suficientemente aireado, suponemos que por no dar más trabajo a los abogados de las grandes estrellas; y del que existe, al menos una película que lo nombra encubiertamente: Velvet Goldmine (1998). Un film que retrata aquellos tiempos, aquellas músicas y aquellas lentejuelas con una buena carga de maquillaje, buenas intenciones y un esteticismo muy bien traído. Pero no esperen ese artístico tratamiento como de tablaux vivant en el marujo y encantador libro Please Kill Me, The Uncensored Oral History of Punk escrito por Legs McNeil y Gillian McCain, dos muchachotes punks metidos en el mundillo del fanzine que ponían sus grabadoras al servicio de todo aquel que tuviera algo que contar de ese feliz momento de chapas y heroína [reseña en http://www.nyrock.com/killme.htm ].









Momento: 1977, Iggy Pop, acababa de salir de su cura de desintoxicación y estaba “ansioso de ser reintroducido entre la raza humana”. Bowie, por aquel entonces no andaba mejor, ya que sólo se alimentaba de leche y cocaína, según contaban las malas lenguas. Ambos marchan a Berlín para alejarse del mundo de corrupción neoyorquino y para grabar “The idiot” el álbum donde Iggy abandona el sonido más punk por una cosa más moderna como de Kfratwerk (no la mayonesa, sino el grupo). Iggy Pop: “Berlín era como una ciudad fantasma, sólo que llena de ventajas. La policía tenía una actitud totalmente laissez-faire hacia lo que llamábamos un “comportamiento cult”. Y, que ciudad más alcohólica, siempre había alguien tirado por las calles…”.
Entrevistada: Angela Bowie, que recuerda aquellos amargos momentos con una buena carga de bilis. Ante la grabadora se le iba calentando la boca. Y claro…




ANGELA BOWIE : Mira, yo siempre he tenido un problema real con la gente ignorante – particularmente con la gente ignorante que abraza el fascismo. Y David Bowie siempre ha sido de los tirando a ignorantitos. La preocupación de David por el expresionismo en Alemania fue una de las áreas de su personalidad que hizo que mi amor por él muriera. Por aquel entonces, en Inglaterra, David había salido de Victoria Station en una limusina descapotable Mercedes haciendo el saludo fascista, salió en la primera página de tres periódicos británicos. Y si te soy sincera, después de aquello no quise volver a verlo. Y el resto del tiempo viviendo con él y compartiendo un hijo con él fue una pesadilla, una en la que sólo pensaba como librarme de la situación en la que me hallaba. Una experiencia nauseabunda sólo comparable a cuando Iggy se juntó con David en Berlín…







… Oh my dear! Aquello fue como una luna de miel para David e Iggy. Era nauseabundo: un inglés imbécil (asshole) y un americano jilipollas (jerk) pensando vivir un gran romance en Berlín mientras los alemanes se reían de ellos. Eran dos bon vivants – tirando el dinero, comprando un montón de basura, intentando imaginar que vivían en los años 20 o los 30, como si fueran Chistopher Isherwood- “Oh, nos vamos a mudar a Berlín”. Me daban ganas de vomitar. Oh, no puedo decirte lo nauseabundo que era.





(Faltan Iggy y David subidos a la la carroza y ya tenemos el "Día del Orgullo Gay Nazi")



Iggy y David eligieron Berlín para pasar una temporada porque había más drag queen actuando por metro cuadrado que en cualquier otra ciudad del mundo. La amistad de Iggy y David era la amistad de los malditos. ¿Sabes a lo que me refiero?. Toleraban cualquier cosa del otro porque simplemente no tenían a nadie más. Pienso que llamarles “decadentes” es hacerles un favor. Creo que dos cocainómanos paranoicos llenos de mierda sería más realista (cocaine-induced paranoic bunch of shit). La cuestión principal es que perdían una enorme cantidad de dinero y tiempo – quiero decir, que se pasaban todo el tiempo peleándose por ver quien era la maricona más guapa de las dos.”


Con esta bonita historia como del “Tomate” (pensada para leerla a la orilla de la playa) llena de astros famosos, de artistas muy artistas y de maricones de dar y de tomar quiero desearles un buen verano y una feliz semana del Orgullo Gay. Nacho.



En “Nos entra por los ojos” Iggy y David allí por el 1977 actuando en un programa como de Maria Teresa Campos pero americana (Dinah Shore) y también un fragmento de Velvet Goldmine (1998) para que vean como las dos versiones se contradicen, claramente ( que en la película aparece todo como mas bonito y bien puesto).

Tuesday, June 19, 2007

El entretenimiento del espectáculo un criticazo de "FOR YOUR CONSIDERATION"










Como es bien sabido, para la industria cinematográfica la proyección en las salas de cine ocupa tan sólo un pequeño porcentaje de sus ganancias – un 30 % para ser exactos. No obstante eso, el sistema de salas se mantiene principalmente porque aporta una enooooooooooooorme cantidad de publicidad gratuita; que va desde los simples aficionados a emborronar hojas con la excusa del cine –como servidor- hasta la casta de profesionales, que hacen, pues, poco más o menos lo mismo. Los estrenos de las películas nos acaban empachando cuando ocupan todas las portadas de revistas, cuando sus estrellas son entrevistadas en los magazines televisivos, cuando nos inundan con muñecos, tazas, y demás gadgets dedicados a un film… todo el mercadeo del espectáculo que aporta el otro 70 % de las ganancias. For Your Consideration es una película de cine dentro del cine, pero que se centra en ese 70 % que es el del negocio del espectáculo del espectáculo: los representantes, los asesores de publicidad, las estrellas y los tontos programas de cine… bueno, de “actualidad del espectáculo”, que se dice. Todo ello contado a través del rodaje de una pequeña película, una de esas independiente, independientemente mediocre, llamada “Home for Purim” (A casa para el Purim). Ambientada en la Segunda Guerra Mundial y que nos cuenta el melodramático reencuentro entre una agonizante madre judía y su hija lesbiana durante la tradicional fiesta del “Purim”.





“Home for Purim” es una película desganada, llena de actores en declive o jóvenes teatreros sin futuro, en la que su director, antítesis del glamour, dirige mientras come rutinariamente sándwiches. El cine parece un trabajo cualquiera, y como cualquier otro trabajo hay días con más faena, y otros, pues con un poco menos. Una sosa tranquilidad que se ve rota cuando la protagonista del filme recibe el chivatazo que un espía de internet, uno de esos que se encarga de llenar de cotilleos la web, ha estado en el rodaje y califica su actuación de “merecedora de un Oscar ®”. A partir de ese momento, la bola del cotilleo va creciendo de programa en programa, representando el sueño de toda película independiente: acabar siendo un blockbuster, un rompe taquillas al estilo “Pequeña Miss Sunshine” / Little Miss Sunshine (2006).






La película, For Your Consideration, clásica y elegante, pero con una considerable carga de mala leche, no deja títere con cabeza, siendo especialmente encarnizado con los productores, que viendo esa avalancha de publicidad piden a sus guionistas que rebajen, literalmente, el grado de “jewishness”, de “juicidad” del filme. Junto a todas estas cualidades, la película merece ser vista porque es obra de uno de los mejores cómicos americanos del momento Christopher Guest director de Very important perros / Best in Show (2000), This Is Spinal Tap (1984) o Waiting for Guffman (1996) todos ellos “mockumentaries”, o sea falsos documentales, sobre los aspectos más disparatados del mundo americano como son los concursos de belleza para perros o los ídolos de la música heavy. De las tres, quizás por ser la menos conocida, merece la pena destacarse Waiting for Guffman, nombre tomado de la famosa “Esperando a Godot” y donde un grupo de actores aficionados preparan un musical para celebrar el 150 aniversario de un pequeño pueblo de Missouri, Blaine. El dentista, el viajante de comercio, y la ama de casa que conforman el reparto, y que cantan los hitos de la zona (que son dos: ser el principal centro productor de taburetes de América y haber sido escenario de avistamiento de OVNIS) se ven conmovidos cuando el director de la obra la anuncia de la llegada al pueblo de un famoso crítico de Broadway.











Junto a Christopher Guest, está siempre mano a mano con el guión, Eugene Levy, un caricato muy famoso por sus apariciones como director de instituto en muchas de las estúpidas películas de adolescentes americanos y que aquí, también representa a un genial representante de actores. Junto a Levy, los actores de siempre… porque una de las cosas entrañables de Christopher Guest, además de que parece que dirige sólo lo que le apetece dirigir, lo que ya es mucho, es que mantiene el carácter grupal del oficio del actor, al estilo de las cuadrillas de cómicos españoles o la compañías de burlesque americano. Todos los actores repiten en sus películas, quizás porque necesita tener la suficiente confianza con ellos para las constantes improvisaciones que le dan ese aspecto documental a sus filmes (está, sin embargo, es la menos documental de todas). Y de todos los que repiten, quizás por predilección, nos gusta y mucho Catherine O'Hara, que ha salido en varios episodios de “A dos metros bajo tierra”, Ed Begley Jr., otro que tal, y Parker Posey, que siempre es sorprendentemente eficaz.


En fin, véanla, cuando llegue a España (¿ha llegado?, aquí se estrenó en noviembre del 2006)… porque me parece que es una de las mejores y sútiles películas sobre el mundo del cine, que hace pasar un buen rato y que merece estar dignamente entre La noche americana / La Nuit américaine (1973) y Entrevista / Intervista (1987) de Fellini. Y sobretodo, disfruten de una buena e inteligente película cómica, sin darse contra la cabeza con el pesado de Woody Allen, que ya sé que ustedes hacen grandes esfuerzos porque les guste el bajito paranoico, pero no hay nada que hacer… y créanme, empeora con la edad.










Pd: Por cierto, el otro día viendo uno de esos programas de “actualidad del espectáculo” de los que habla For Your Consideration, y de los que es imposible escapar porque la televisión por cable está llena de ellos, hacían uno especialmente hiriente titulado “La noche de los actores zombies”. Que no se llamaba exactamente así, pero que podía haberlo hecho porque el hilo conductor eran, literalmente, las reapariciones más sorprendentes de Hollywood (ya saben John Travolta y compañía), y entre ellos estaba, ¡oh dios mio!, Patrick Dempsey, el Dr. Derek Shepherd de Anatomía de Grey, vamos el que pone la cara de perrito perdido, aunque más bien de perro del hortelano. Descubrí que había protagonizado en su lozana juventud, y en la mía, las películas más horrorosamente adolescentes de los 80, estilo Happy Together (1989), Loverboy (1989), Some Girls (1988), In a Shallow Grave (1988), In the Mood (1987), o la famosa Can't Buy Me Love (1987)… vamos que podríamos decir que Patrick Dempsey me ha educado sentimentalmente. Que cosas.













Los más avispados ya habrán podido comprobar que junto a la crítica y en la sección “Nos entra por los ojos” incluyo el tráiler del film. Para los más lentitos, pues queda dicho.

Tuesday, June 12, 2007

La poética de la televisión por cable un criticazo de "FACTORY GIRL"




Desde que he llegado a los Estados Unidos, incluso viajando hacia ellos, tengo la misma, pero oye, la misma sensación... bueno, la misma no, parecida, sólo parecida, que la del protagonista de la película de David Cronenberg, Videodrome (1983). En este inquietante film, Max Renn encuentra por casualidad una emisión ilegal de un canal dedicado al porno salvaje, la ultra violencia y el mal rollo generalizado. Desde ese momento, y debido a unos bandas desquiciantes que transmite el programa, Max empieza a sufrir unas aberrantes alucinaciones donde su propia carne y la de los demás sufren horrorosas mutaciones a la pálida luz del televisor. La película termina con un grito de guerra que ha pasado a ser signo de los nuevos tiempos: "¡¡¡Viva la Nueva Carne!!!"... pues que viva. Yo, mutaciones, mutaciones, aún no he visto, la verdad, pero desde luego me debe de faltar poco, porque desde que americanicé no dejo de tener la sensación de que todo producto audiovisual que se me cruza por el camino está impregnado de la poética de la televisión por cable. Como muestra estas dos joyas: la Nueva Mente y la Nueva Carne.




La Nueva Mente

Sé que puede parecer idiota hacer una crítica sobre una película que te han puesto en el avión. Sobretodo porque la has visto en unas condiciones fatales, dejándote los ojos en una de esas diminutas micro pantallas, cebándote por pura desidia de esa comida horrorosa que te sirven, y removiéndote en el potro de tortura que se ha convertido el asiento tras nueve horas de vuelo, pero créanme, la película tenía mucha miga. El vuelo que tomamos de Londres a Denver, ponía entre horrorosos bodrios como Yo la letra y tú la música / Music and Lyrics (convenientemente doblada a ese novísimo idioma creado por los estudios americanos, el chicano-español-neutro) una película que llevaba tiempo queriendo ver: Factory Girl (2006). Una feliz coincidencia, que se dice, teniendo en cuenta que me había llevado para leer en el avión las mil páginas de intranscendencia que componen los Diarios de Andy Warhol. La película era... pues... una de estas peliculitas sobre otro de los perritos falderos de Warhol, algo que se ha convertido casi en un género cinematográfico por si mismo; o sino, recopilemos cronológicamente: Factory Girl va sobre Edie Sedgwick la superestrella warholiana de los sesenta, y I Shot Andy Warhol (1996) refleja la vida de la corajuda feminista Valerie Solanas que en su delirio paranoico atentó contra la vida del genio mecánico. Finalmente, Basquiat (1996) cuenta como el famosísimo artista de color acabó sus días como pintor de la corte del Rey Sol del aburrimiento, Andy Warhol, allá por los ochenta.





Todas ellas, además de tratar sobre el círculo vicioso de Andy, tienen un punto en común, son pura televisión por cable. Es decir, son pura intranscendencia en una mezcla constante de formas (como si se zapeara) y en una fasciculización -de fascículos, vamos- del momento artístico que reflejan. Pero, eso sí, de las tres Factory Girl, es la que parece en un principio la más interesante porque es la que mejor conecta con los tiempos que corren, al ser la fama su tema principal. Pero, paradójicamente, es la que acaba siendo la más banal de todas. Tanto es así que se podría subtitular "Warhol abducido por el Canal Historia" porque ¡¡que reconstrucciones más disparatadas y que melodrama más absurdo!!. ¿Cómo se puede hacer una película tan idiota con una vida tan interesante? Porque, la verdad, todas estas historias, estas vidas (la de Edie, Valerie y Basquiat) tienen su fuerza al tratar temas como el vampirismo del poderosos, en este caso, el de Warhol convertido en un Rey Midas de la banalidad (todo lo que tocaba se convertía en banal). Amén de relatar la ostentación de los privilegiados por la varita mágica del rey del pop, para seguidamente relatar su caída en desgracia... vamos, los grandes clásicos. Pero no, en vez de ser hondas reflexiones sobre la fama y el poder, acaban convertidos en melodramas de sesión de tarde más o menos camuflados por un barniz intelectual.




Si para el director del film Edie es pura carne de serial radiofónico, para Warhol, Edie es una obra de arte. Del mismo modo que los estudios cinematográficos cogían a una palurda de Oklahoma, le arreglaban los dientes y le enseñaban a girar con un largo vestido de noche, Warhol cogió a la sofisticada Edie para transformarla en la superestrella del cine underground. Lo que Warhol hizo con Edie, a parte de una judiada, fue una reflexión viviente sobre la fama y sobre la construcción a tiempo real de una gran estrella en un periodo en que tal concepto estaba en claro declive … y que ha seguido declinando hasta llegar a Paris Hilton. Es por este motivo por el que la historia de Edie está más cerca estéticamente, por ejemplo, de la famosa serie de fotografías de Cindy Sherman, donde la artista toma las clásicas poses de las heroínas cinematográficas de los 40 o los 50 para reflexionar sobre los roles tradicionales de la mujer, que de esta fotonovela que es Factory Girl. Porque vamos, la película se acaba pareciendo a esa famosa sección que tenía el Pronto "¿Qué hubiera sido de mi vida si... hubiese sido utilizada por Andy Warhol?". Un Andy Warhol por cierto, fatal, , fatal, fatal, fatal, interpretado por Guy Pearce, uno de esos mostrencos australianos que se llevan tanto ahora en la cinematografía; uno de esos con pintas de poder derribar y marcar a un antílope y que aquí ¡¡¡ interpreta a Andy Warhol!!! que era una cosita así como escuchimizada y enfermiza, verdad. Pero ojo, que Guy Pearce tiene sus recursos actorales que se dice, y sabe que para interpretar a Warhol solo hace falta ¡¡¡poner la boquita de piñón!!!. Un sencillísimo truco que hará que el respetable se olvide de los poderosos tríceps y bíceps (la escena en que se le anuncia la muerte de Edie merece un premio Ratzinger de esos que dan a los peores actores). Eso sí, la actriz de que hacía de Edie, Sienna Miller, estaba simplemente deslumbrante, algo que tiene mucho merito si pensamos en el disparate en el que estaba sumida. Una actriz a la que seguir muy de cerca que se nota que la chica va a hacer carrera –tiene cinco películas a estrenar-.





Vamos, que toda la parrafada de arriba y la angustia de no poder moverme en el avión porque tenía a un señor del Medio Oeste dormido en mi hombro, me levó a preguntarme: ¿ y por qué demonios no hacen una peli sobre Warhol himself, o sea, sobre el mismo y su mecanismo?. Pues porque con toda probabilidad hacer una biografía convencional, un melodrama al uso sobre Warhol sería toda una idiotez: sería mas o menos una película sobre un niño autista que no logra superar su enfermedad, y… “fin”. Y hacerla hasta sus últimas consecuencias estéticas sería muy arriesgado, cosa que me di cuenta porque en la contraportada de los Diarios de Andy Warhol había una frase de Ballard , el escritor de Crash ( en el que se basó la película del mismo nombre) o La isla de cemento (que cuenta como un hombre queda naufrago en la isla de una autopista, como un nuevo Robison Crusoe), una frase que decía: “este libro es la polla”… esa era la idea general, vamos. ¡¡Claro!!, los diarios de Warhol son puro mal rollo posmoderno, pura cháchara vacía, la nada más absoluta. Como cuando Bret Easton Ellis se pasa páginas y páginas de American Psycho describiendo los caros vestidos del yuppie asesino o como cuando a Chuck Palahniuk se le va la cabeza y relata con pelos y señales las paranoias de sus protagonistas al oír la megafonía de los supermercados: “Mary vaya a caja 10” en la clave usada por los supermercados King Supers significa “Ataque químico, huyan”. Ese tipo de cosas que nos llevan al bostezo modernista y a preguntarnos “¿Por qué demonios me estoy leyendo yo esto”. Los diarios son exactamente así: “fui a tal fiesta, estaba Liza Minnelli metiéndose coca a palazos (sic), fui a otra fiesta…”. Vaya, que no hay narración, ésta queda eliminada por la repetición ad nauseam de fiestas y por un desfile sin sentido de gente famosa en un mundo como de La Dolce vita (1960) de Fellini. Aunque hay quien dice, Truman Capote opinaba así, que Andy Warhol ya tenía su propia película: Being There (1979) traducida muy malamente aquí por “Bienvenido Mr Chance”, la historia de un autista interpretado magistralmente (que se dice) por Peter Sellers que consigue llegar a presidente de los Estados Unidos a base de repetir frases de la tele que sus oyentes toman como grandes y misteriosas enseñanzas. Lo que Warhol opinaba de Capote en otro momento.





Nueva Carne
No puedo evitar contároslo. Al llegar a los EE.UU., una de las almas caritativas que nos ayudó a americanizar pensó que no era posible (o creíble) que en Valencia no tuviéramos televisor, que no lo teníamos, y que eso había que solucionarlo, pero ya. Y nos dejó una tele con su correspondiente toma de antena para la televisión por cable: ¡¡¡que mundo!!!. Esto es como si eres vegetariano y abstemio, y de repente sólo comes carne cuando te entra hambre por el bajón de heroína. ¡¡¡ Que cosas estamos viendo!!!. Hay un canal que se llama TLC, conocido popularmente en casa como el “canal de los tarados”, que es un canal especializado en docudramas 24 horas non-stop, pues sobre gente que tiene cosas que contar: los locos, los deformes, los borrachos, los gordos hasta la inmovilidad. Ese tipo de gente. Por las mañanas son más suaves, en horario infantil ponen “El primer día en casa” en el que vemos como los padres recientes reciben en casa a esa rana arrugada que es su vástago. Pero por las noches, ¡¡¡uhuuu!!!, eso es territorio salvaje, hacen un programa sobre, como decirlo de una forma políticamente correcta, sobre gente verticalmente limitada, vamos, enanos. Que para más guasa se llama “Little people, Big World”, que tiene cojones la cosa. En el programa vemos desarrollarse la vida diaria, y aburrida como la de todos, de una familia de enanos que también tienen unos hijos verticalmente desarrollados, pero que son muy sosos. El otro día asistimos estupefactos, entre grandilocuentes juramentos de no volver a ver tamaña mierda nunca, a la operación de unos de los enanos para ganar unos centímetros. Y entre el estupor y las risas nerviosas pensamos en ese castizo dicho: “eso es como comprarse un circo y que te crezcan los enanos”… y nos acordamos de nuestra soleada, mediterránea y racional Valencia y sus bonitos espectáculos de los bomberos toreros.





Besos y abrazos, de vuelta al blog el segundo día de Paris AJ (After Jail… como dijeron literalmente ayer en un programa de gentes del espectáculo).



Os dejo con estas imágenes de la caridad bien entendida, que todos tenemos nuestras historias: