Wednesday, July 25, 2007

"Ari no es nombre de perrito" un criticazo de NICO ICON



Dentro de esa vasta y bizarra mitología que existe sobre el cuerpo de la mujer los antiguos pensaban que los sofocos femeninos eran producidos por la sequedad del útero que, al desplazarse a zonas más húmedas del cuerpo como la boca, aprisionaba a los pulmones y a otros órganos. Los modernos, en cambio, hemos mantenido durante mucho tiempo que Nico, la cantante de Velvet Ungerground, tenía cuatro úteros, y que la profundidad de su voz era producida por un eco interno; y por un arrastrar las palabras muy suyo pero, a la vez, muy prusiano. La película Nico Icon (1995) dirigida por Susanne Ofteringer viene a echar por tierra estos y otros mitos sobre la famosa modelo y cantante (como que si te miraba directamente a los ojos se te caían las cejas), al entrevistar a un buen puñado de supervivientes de aquella época, entre los que si quieren no hay cabezas de cartel. Falta, vale, Lou Reed, y vale, su etapa warholiana la podíamos haber hecho mi amiga Rosa y yo recortando revistas, pero… ¿no es su etapa warholiana, su momento como más video-clip?. No esperen aquí un montaje rápido de chismorreos sobre la teutona, porque la historia de la Nico es una historia de hacer estremecer a las hermanas Brontë. Esto es, un dramón padre, una copla warholiana de rompe, rasga y pincha(te). Bueno, especifiquemos, la historia de Nico, no, la de su hijo, la de su pobre hijito, Ari. Que como bien digo en el título no es nombre de perrito, que se llama Christian Aaron Boulogne. Menuda historia y menudo historial. Paris, los 60… Un amigo íntimo de Nico cuenta el ascenso parisiense de la modelo, y como rozó la cúspide al ser la imagen publicitaria del coñac para cocinar Terry (es cosa de amas de casa). En un momento dado, el entrevistado relata una llamada de la Nico: “me anuncia que está embarazada y quiere tener al niño… y yo le digo, vale, si quieres tener el hijo de Alain Delon, por mi perfecto”. ¡¡¡Nico teniendo un vastagito del Delon!!!.







Pues dicho y hecho, oye. Con ese código genético pues le sale un niño que es un sol, y que salvo por la hermosura no se parece en nada al cabrón de su padre; en el reportaje otro de los entrevistados (de profesión “bohemio”, literalmente) llama a Delon, “el carnicero”, alegando que su familia se dedicaba tradicionalmente a la venta de salchichas y derivados cárnicos del cerdo. Pero, bueno, las siguientes noticias que tenemos de Ari es cuando lo vemos, nosotros y las cuatro modernas de turno, cogiendo mierda en el suelo de la Factory: existe una famosa película de Andy Warhol en la que grabó un ensayo de la Velvet, una especie de pandemónium musical, una sinfonía de ruidos de media hora cortada por la intervención de la policía, en las que se ve a un niño rubito rubito guapísimo tirado en el suelo golpeando una pandereta rodeado de gente pues muy moderna y muy heroinómana. Ese es nuestro Ari, hijo de Delon, nuestro héroe, un personaje de Dickens posmoderno.



En ese momento de la película entra en escena la madre de Delon. Una señora muy católica y muy francesa que recibe al equipo de grabación en su casa con la siguiente frase: “Como pueden ver vivo muy humildemente, que la gente piensa: esa es la madre de Delon, seguro, seguro que vive en un castillo con sirvientes… pues no… además, no me hacen falta los sirvientes”. La buena señora, y como no la suponemos una seguidora del cine underground, descubre por las revistas del corazón, estilo “Allo”, que Delon había tenido un hijo con Nico. Se dirige al chulazo de su hijo y le arrea: “Si esta es sangre de tu sangre y caída de ojos de tu caída de ojos, nosotros queremos conocerlo”. Total, que Delon le espeta: “Madre, que se pierde, que no es lo que usted se cree”. Pero al final que si, que todos, nosotros, Nico y los señores Boulogne sabemos que eso es un Delonito como la copa de un pino. Total que los abuelos de la criatura se ponen en contacto con Nico y descubren que Ari se alimenta prácticamente de patatas chips, “patatas pajas” en castellano, porque el subidón de opiáceos no da por cocinar precisamente. Con el resultado de que esos señores tan franceses y tan católicos viendo que a la madre, siempre según la versión de la señora Boulogne, le daba igual diez que ochenta, y “que un día dormía con uno y otra noche con otro”, pues toman a su cargo a Ari, alegando que el niño se estaba criando entre lobas. Y que una cosa es tener un hijo de una cupletista posmoderna y otra muy distinta, pero que muy distinta, es que tu nieto sea un “niño salvaje”.












Una vez de regreso a París, los días trascurren tranquilamente mientras los señores Boulogne despiojaban de modernidad a Ari, y le enseñaban un “Yo credo” de esos de hacerse moratones en el pecho, hasta que un día suena el teléfono. Era el representante de Delon, ojo, el representante que les dice que “tienen que elegir entre Delon o Ari”. El señor Boulogne se levanta de la mesa camilla, se mesa su bigote tipo De Gaulle y le dice al representante: “A Delon ya lo tenemos criado, ahora es Ari quien necesita de nuestra ayuda”. Resultado: Alain Delon se pasa 17 años, 17, sin hablar con sus padres. En ese momento de la película, la señora Boulogne se echa a llorar.




Las estaciones pasan, al invierno le sucede la primavera, a ella el verano, y Delon sigue sin dar señales de vida. El joven Ari, espigado, espigadito, se pasa la niñez asistiendo a numerosos colegios católicos y recibiendo las cada vez más infrecuentes visitas de Nico, que les dejan un sabor como amargo, ¿verdad?. La señora Boulogne relata que a uno de estos encuentros, tras tres años sin verse, Nico trajo como afectuoso regalo de amor maternal, una naranja. ¿Puede haber algo mas dickensiano?. Si mi madre fuera Nico, yo por lo menos me esperaría, yo que sé, un teatrito de juguete de la Factory con su Warhol, su Viva, su Edie, su Velvet miniaturizado, o las gafas de leer de cerca de Jim Morrison, con el que también convivió Nico, algo así, ya me entienden.




Pero al final, Ari, nuestro Ari se hizo todo un caballerete, hasta poder salir y tomarse unas copas sentado en la barra codo con codo con su mamá. Y en ese momento, y según un testigo, “su madre le introdujo en la heroína”. Como estaba viendo la peli en inglés sin subtítulos me dije “fíjate si tengo el inglés atrofiado que he entendido que su madre le introdujo en la heroína”. Paso para atrás, y efectivamente. Si los artistas están para hacer saltar tabús, Nico debe ser una artista total. Que pasada. Me quedé sin palabras. Efectivamente … puede haber algo más dickensiano, pero creo que ese debe ser uno de los límites de lo que una persona puede sufrir. Mientras relataban esta iniciación intercalaban unas imágenes de Nico, ya transformada en una heroinómana de mediana edad (dientes carcomidos, mirada enloquecida) que había hecho realidad uno de sus más profundos sueños: convertirse en una persona horrible por dentro y por fuera. Decía “no regrets, no regrets”, que traducido sería “el muerto al hoyo y el vivo…”.




En ese momento, con el corazón en un puño me preguntaba si nuestro querido héroe podría, acaso, sufrir más desventuras , ¿una tormenta de nieve?, ¿un rayo? … que va, algo más prosaico, sobre todo para un heroinómano, una sobredosis. Como la estirpe Nico, siempre ha sido proclive a los excesos, y en la juventud uno lo que tiene ganas es de fiesta y no de ponerse en plan boticario, pues se ve que al chaval se le fue la mano, y acabó muerto clínicamente. En el hospital aparece Nico, y no tiene otra ocurrencia , ojo que es para no creérselo, que querer grabar la máquina que con sonidos trasmite los signos vitales de Ari para ponerla en un disco. No nos queremos imaginar la escena, que era relatada en la película por el propio Ari lo más tranquilamente posible. Por cierto, que extraño es ver a tantos heroinómanos guapos. Porque continúan siendo guapos pero como si les hubiera pasado un camión por encima. Es inquietante.


La película termina como todos saben: a Nico le da un derrame cerebral en Ibiza el 18 de julio de 1988, alguien la recoge y le lleva de hospital en hospital pero nadie la quiere atender. Muere a las puertas de algún centro médico con nuestra seguridad social transformada en una de las Parcas cortando el hilo y dando por parcialmente acabado un dramón familiar, que clausura el propio Ari diciendo: “mi madre era una artista, y definitivamente le mató el sol”.

A pesar de todo lo dicho, yo sigo pensando como el padre de Titta, el protagonista de Amarcord: “un padre hace mil hijos, pero mil hijos no hacen un padre”. Pues eso.






Ari trabaja actualmente en Paris donde intenta ganarse la vida como fotógrafo, escribió un libro sobre la relación con su madre y también ha hecho pequeños papeles en películas como Nathalie X (2003). Ha cambiado su nombre adoptando el apellido de su madre, Ari Päffgen.

Como siempre os dejo con “Nos entra con los ojos” donde he colgado un recopilatorio de fotos de Nico con una terrible canción suya, de esas que hiela la sangre "You forgot to answer”. Para ver la evolución de señora estupenda, diosa pop a bruja del tren de feria escuchen estas canciones “Im not sayin´” (1965) una sorprendente y fresca canción pre-Velvet que se ha convertido en una de mis canciones del verano (si alguien me la pudiera “conseguir” y mandar al correo me haría muy feliz que tengo el youtube quemado) http://www.youtube.com/watch?v=JgdZFnZ6M0k&mode=related&search=. Y después se me pasan a ver esta "All Tomorrows Parties” http://www.youtube.com/watch?v=_KiU5P4ihIQ con la Nico hecha una heroinómana de mediana edad. Para los niños, en cambio, la “Historia de Nico contada a los más peques”:









Monday, July 2, 2007

"Cristo en Colorado Springs" un criticazo de JESUS CAMP



Jesus Camp (2006) es un documental de los que da gloria ver; y creo que merece el mejor de los calificativos que puedan tener las películas de no ficción: un film que debe verse. Debe verse porque principalmente trata al espectador como un adulto racional capaz de procesar información, huyendo así de la demagogia del documental espectáculo de Michael Moore (sin quitarle mérito a una película tan buena como Roger & Me), pero sin caer tampoco en los malabarismos visuales del documental poético: que si te pongo la cámara justo cuando la puesta de sol ilumina el apartamento y la sombra titilante y amplificada del obrero… vamos, ya saben, la suntuosidad / untosidad de En construcción (2001).


No sabemos si se trata de un anuncio de Vacaciones Santillana o de futuros guerreros hiperduleos.


Este film, dirigido por Heidi Ewing y Rachel Grady, dos mujeres (dos mujeres directoras de cine), cuenta con un estilo sencillo y con la distancia adecuada el adoctrinamiento ultra religioso que viven los niños en los campamentos evangélicos promovidos por la pastora Becky Fischer. El reportaje es muy impactante porque presenciamos el modo en el que niños absorben las neurosis religiosas de los adultos (son los primeros en sufrir espasmos, hablar lenguas extrañas y salir a captar adeptos), pero, a la vez, no elude temas como el derecho de los adultos a educar a sus hijos en sus propios valores. Siendo muy explicito al mostrar como ese entrenamiento religioso en Cristo, es también una pedagogía política: en un momento del filme sacan una efigie de cartón de George Bush y los niños rezan por él y porque su Buen Gobierno lleve a que América sea, verdaderamente, una Nación bajo Dios.




Pero quizás lo más interesante del filme sea la distancia que las directoras de la película ( ¡¡son dos mujeres dirigiendo!!) interponen ante el relato principal, es decir, las espeluznantes imágenes de niños porto-mártires en su campamento de verano deseando en su interior la peor de las muertes (o el más gozoso de los poderes) si eso les lleva junto a Cristo. Esa distancia se crea con otras dos líneas argumentales que se desarrollan en forma de discursos radiofónicos. Por una parte el discurso de Mike Papantonio, un locutor cristiano liberal (es muy inteligente haber cogido a un cristiano de izquierdas para dar la nota de sensatez y evitar los comprensibles y furibundos ataques de un locutor anticlerical). Por otra parte, el de los noticieros de diversas radios que cuentan el ascenso al poder de un juez del Tribunal Supremo comprometido con la causa cristiana.




Esta distancia no sólo permite que el espectador se recuperé de las impactantes imágenes de niños tirados por la moqueta, todo lágrimas y arrebato místico. Sino que también hace que comprenda el fenómeno del integrismo religioso de una manera más amplia. Una de las claves, las da precisamente el propio Mike Papantonio, al decir, más o menos: “Esto no se trata de una conspiración… ni nada por el estilo… los integristas cristianos son gente como tú vecino… gente normal, a la que saludas. Pero que cuando se juntan van obteniendo poder en pequeñas parcelas, pequeños trozos del pastel, hasta influir en el gobierno”. Esa distancia que tiene la película y que se aleja del discurso de vendedor de crecepelos de Michael Moore , es doblemente beneficiosa para los europeos, porque seamos sinceros, tendemos a caer en un antiamericanismo pues de lo más paleto y cateto (a babor). Cuántas veces después de que nuestra prima o el tío cojo y malhumorado que tenemos haya visto Bowling for Columbine (2002) no hemos oído estos prejuicios de sal gorda: “Es que estos americanos se matan a todas horas… vivir allí debe ser un infierno de grasa agujerada por balas”. Pues Jesus Camp produce otra sensación, está vez mucho más amarga: “Ostias… como se parece la situación española a la americana, ¿no?”. Pues sí, que se parece, sí. Quizás los evangélicos tienen unas formas más adaptadas a los tiempos como un puesta en escena espectacular basada en un dominio increíble de la Palabra (que a veces se convierte en el Chiste para aproximarse a los más jóvenes), la Imagen (el adoctrinamiento de la generación crecida en el Audiovisual) y la Música ( toda una gama de música cristiana desde hardcore hasta techo-pop estilo: “¿ SAAAAAAAAAAAABEN QUIÉN ESTÁ EN CASAAAAAAAAAA? ¿SAAAAAAAAAABEN QUIÉN ESTÉ EN CASAAAAAAAAAAAAAA? J.C.”)… Pero salvo esta bendita mercadotecnia del Alma, ¿me quieren usted decir que los Kikos o el Opus no siguen el mismo camino que la derecha cristiana americana?. Una derecha (la nuestra hablo ahora), comprometida con un determinado partido, que sale a la calle a luchar contra el laicismo galopante y el homosexualismo imperante al grito de “España es de María y no de la Masonería”. Una derecha cristiana que tiene una importantísima cadena de Radio, con unos locutores muy muy muy influyentes y con contactos con grandes empresarios y políticos… y a cuyas manifestaciones acuden personas muy espirituales como pueden ser tu vecina Carmencita, tu charcutero, o una señorita que trabaja en Telefónica. Eso por no hablar de los importantes jueces comprometidos con la causa cristiana que tenemos en España… que quizás la frase “One nation under Good” les puede parecer chocante, pero que me dicen de: “España cristiana y una, y no treinta una”, esa frase que me dicen los jueces hiperduleos, centralistas y cristianos que tenemos juzgando por la Iberia Mariana. Como aquél que decía que los andaluces se lavaban antes que los catalanes, que los moros pusieron sus buenos sistemas de irrigación antes de expulsarlos… bueno, paro, que me está entrando la risa histérica y casi me alegro de estar en los EE.UU. y no en España…




Un Papa muy famoso que tuvimos en su faceta más ventrilocua: "Se me apareció la Virgen, se me apareció la Virgen... ¿qué dices Antoñita".

Búsquenla, véanla y disfruten de una película inteligente e impactante y que se hizo famosa de manera involuntaria cuando uno de sus entrevistados, el poderoso pastor Ted Haggard (que hablaba una vez por semana con George Bush), salió a la luz pública porque uno de los chaperos con los que se acostaba denunció públicamente que le vendía droga. Por cierto que de toda la peli mi parte favorita es cuando la pastora Becky Fischer reza ¡¡¡para que el Power Point funcione bien!!!... que ella ya sabe lo que el maligno le gusta hacer en esas reuniones. La de veces que he querido creer en algo para interceder por el Power Point, la verdad.


Hasta la semana que viene, me despido deseándoles un feliz 4 de Julio, que es el día de patrona de aquí, de América, y dudando entre la latría absoluta y la dulía relativa, pero reconociéndome un hiperduleo que se viste por los pies.

Pd: Hiperdulia = Los católicos tenemos cinco tipos de culto:1.– LATRIA ABSOLUTA: Es el culto dado solamente a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.2.– LATRÍA RELATIVA: Es el culto dado a imágenes y/o reliquias de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo, Santísima Trinidad y Especies de la Eucaristía)3.– HIPERDULÍA: Es el culto a la Santísima Virgen María.4.– DULÍA ABSOLUTA: Es el culto reservado a los ángeles y a los santos.5.– DULÍA RELATIVA: Es el culto a las imágenes y a las reliquias de santos.
P.D.: Aurea, Volando os escribo ipso facto.

Os dejo con el tráiler, como siempre, en NOS ENTRA CON LOS OJOS y con este bonito cuento que alecciona sobre las ventajas de la creencia en un Ente sobrenatural (llámalo Vishnú, Cristo, John Travolta o Federico Jimenez lo Santos)… muchismas tiene, como se puede comprobar…