
Como nada más llegar a París me voy a ver inmerso en la majestuosa “pompa introitus” que me está montando mi señora esposa como recibimiento y que incluye una vista a Eurodisney ® (¡¡¡¡bien!!!!) y un concierto de Schubert en la Ópera Gardnier (¡¡¡doble bien!!!)… por cierto, qué pena que se haya perdido la bonita costumbre de la “pompa introitus”, que consistía básicamente en montarle la fiesta a un personaje importante cuando llegaba a una ciudad, que si sus buenas fanfarrias, que si sus buenas composiciones musicales ad hoc, que si sus buenas arquitecturas efímeras, que si sus buenos menesterosos doblegándose ante la majestuosidad y apoteosis de los dirigentes. De esas cosas tan bonitas queda poco o nada, si acaso cuando viene Obama, los Take That o un equipo de balompié de esos que ganan copas. Pero salvo esos concretos ya no existe ganas de hacer las cosas bien y bonitas (sobre todo bonitas), por eso esta “pompa introitus” que me van a montar va a ser de andar por casa, sin querer desmerecer conocer a Minnie o la schubertiada, pero vamos que no espero ni cornucopias ni una ramillete de bellezas autóctonas portando productos de la tierra, sino una cosa más sencilla, a la altura del personaje. Por eso aunque ustedes, queridos lectores, vayan a pasarse el verano en el pueblo con sus primos capando lagartijas y diciendo cosas como “sí, pero el calor de Madrid es más seco…”, no se preocupen, que yo los dejo apañados, entretenidos e ilustrados. Porque hoy no sólo vamos a ver cosas que van de muy extrañas a bizarrísimas, sino que además, y por variar, vamos a ir a la ópera y al ballet. Ala, para que después digan que sólo hablamos de tonterías…






Como harán comprobado no sólo la obra es una pasada, es que la dirección está llena de aciertos. No en vano es obra de mi director de ópera favorito, siempre hay que tener uno por si sale la conversación en la cola de la verdulería, el director como decía es el psicópata Peter Sellars. Quien combina en su carrera tanto los aciertos absolutos como un Don Giovanni situado en el Bronx, con un Don Juan negro y heroinómano, como las meteduras de pata descomunales como un Cosi fan tutte situado en Baja California que convertía la obra de Mozart en Beverly Hills, 90210. A mí me gusta todo lo que hace, más aún porque de él se han dicho verdadera sbarbaridades: que si es un enfermo, que si el emperador va desnudo, e incluso una soprano muy famosa llegó a afirmar que el suyo era uno de los nombres que “no quiero que se mencionen en mi casa. No pronuncies ese nombre en mi presencia. He visto lo que él hace, y es criminal. Como solía decir mi marido, hasta ahora nadie se ha atrevido a ir al Museo del Louvre a pintar un graffiti sobre la Mona Lisa, pero algunos directores de ópera están haciendo un graffiti sobre obras maestras." Para ver qué hace este hombre que a todos enfadan vean esta preciosa aria del final de Theodora de Handel convertida pues en esto:
En fin, que no los entretengo más, que estos señores tendrán cosas que hacer. Pero por no terminar con un aria de despedida vía inyección letal, pongamos algo más alegre y popular en el sentido, no de la República Comunista China, sino del pop francés, en el siguiente video el cantante francés Monty y sus problemas idiomáticos con las chinas. Ala, ¡¡¡ salud!!!.