Sunday, February 22, 2009

Torrente y el descuento cultural de la Sra. Reyes.


El otro día me encontré en una manifestación con Mireia que es lo que antiguamente se conocía como “una amiga de la familia”, esto es, alguien que puede pasarse por tu casa sin avisar, que siempre está invitada a cenar y que no está obligada a decir “cariño, vámonos, que estos señores se querrán acostar”. Total que mientras paseábamos solidariamente, Mireia me comentó una de sus muchas peculiaridades familiares que casualmente está vez tenía relación con el cine: “Nacho, mi madre (a partir de ahora la señora Reyes) entiende a la perfección las películas orientales”. Yo siempre he pensado que la señora Reyes y su marido habían formado una familia nuclear basada en el respeto donde la gente podía relacionarse en armonía y donde la cultura no estaba excluida. Además, vamos a reconocerlo, no hace falta una mente muy sofisticada para entender una peli de chinos que se dan mamporros. Sin embargo, Mireia lo que estaba diciendo es que su madre entendía el cine de autor oriental, es decir, el cine que triunfa en Cannes, Venecia o San Sebastián, es decir, cosas sesudas que no están al alcance ni de un chino medio ni de un crítico de cine apañol medio. ¿Qué le había pasado, entonces, a la señora Reyes para captar en toda su plenitud el cine oriental?. Porque, en definitiva, decir que tu madre entiende, por poner un ejemplo, a Zhang Ke Jia es tan chocante como decir “en mi casa, la sobremesa se hace en esperanto”.


Mi diagnóstico es este: la señora Reyes, por algún extraño azar genético, nació sin la capacidad de percibir el descuento cultural. Pero no nos adelantemos y antes de atacar la enfermedad, reconozcamos los síntomas. Según el relato angustioso de su hija cuando a la señora Reyes se le pone una película de corte orientaloide estilo Fa yeung nin wa / In the mood for love (2000), va y la tía te entiende todas las metáforas visuales que el director tiene a bien meter en la película. Así lo que al resto de la familia (y me aventuro a decir lo que al resto del bloque de apartamentos) le parece una película aburrida, bonita pero caligráfica donde “pasar”, “pasar”, lo que se dice “pasar” no pasa nada, a ella le parece un prodigio de imágenes rimadas y escenas trufadas de significados. Un filme lleno de mensajes ocultos, claves, y jeroglíficos que sólo ella y los intelectuales japoneses pueden entender. Con lo que, dada su facilidad para leer estos signos ha acabado aleccionando a su familia en el arte del espectador zen: “una gota cayendo sobre una piedra significa que la protagonista está preñada”, “un jilguero negro ahuyentando a uno blanco, ruina familiar”… y al no ser experta en estas cosas, la preocupación familiar, claro, no hace sino aumentar.





Mi consejo, Mireia, es que intentes ponerle películas de otras nacionalidades, a ver qué pasa. Prueba por ejemplo con Aki Kaurismäki un señor finés que dicen que hace comedias, quizás podrías empezar con Leningrad Cowboys Go America (1989), y si en media hora tu madre esta riéndose a carcajadas y dándose palmetazos en el muslo diciendo “jajajaja… este Kaurismaki es un cachondo el tío, un chisgarabís”. Si se produce esa situación es que estamos ante un rarísimo caso, uno entre un millón, de “espectador Zelig”, es decir un espectador que se mimetiza con la película. Así por ejemplo, si tu madre le da por ver un western, acto seguido quizás te pedirá un sol y sombra y el Marca (o cambiará a ver el “Gol a Gol”), o si le pones una de acción, pero de las guapas, ¿eh?, al acabar igual te pregunta que donde podéis a pillar. Llegado ese momento o desconectas la tele o desconectas a tu madre.






Tu madre, por decirlo en un horroroso término nacido de la economía, carece de lo que se llama el “descuento cultural”, esto es, y según el libro de Janet Wasko How Hollywood works: “la noción de que debido al lenguaje o a cualquier especificidad cultural una película (o cualquier otro producto) quizás fracase en alcanzar la popularidad que obtuvo en su país de origen”. No en vano una de las claves del éxito del cine americano reside en la escasa resistencia cultural que los productos americanos obtienen en los países a los que se exporta. Estamos familiarizados con sus géneros (de hecho los intentamos adaptar con mayor o menor gracia), con su lenguaje y con su modo de vida al que llevamos sometidos desde la segunda Guerra Mundial. Por no mencionar la famosa cantinela de que la fórmula del cine americano, el clásico americano, es la “narrativa transparente”, lo cual quiere decir, además, que las películas americanas pueden ser leídas “por diversas poblaciones como si fueran indígenas” (indígenas americanos, se entiende). Con lo que quiero decir que tu madre “lee” una película japonesa o coreana como quien ve una capitulo de “Se ha escrito un crimen”. A la perfección...



Por otro lado el descuento cultural como un signo de dos culturas que no se comprenden, y que están a un paso del desencuentro, la descalificación, y de ahí a la palabra gruesa (¡¡ostiaputa estoschinos deloscojones!!)… como decía, el descuento cultural es un camino de dos direcciones, porque al igual que los coreanos hacen películas incomprensibles, nosotros, los apañoles, también podemos a la vez confundirlos. Confundirlos pero a mala leche, porque, ¿habían pensado alguna vez en que piensa el resto del mundo de Torrente, el brazo tonto de la ley (1998). Es decir, ¿cómo se traduce “nos hacemos unas pajillas”? (por cierto, así: "How 'bout we jerk each other off?" ). Porque en la clase a la que asistí en la universidad de Colorado intenté explicar cuál era nuestro más reciente blockbuster y mientras yo intentaba contarlo con ciertas limitaciones lingüísticas pero con un evidente entusiasmo (“y va, y va, y va y entonces le dice jejejeje, y va y le dice a la chinita chinita de los palillos chinos, jejeje, ¿esto es pa tocar el tambor? y ¡¡tráeme pan!!”) a la gente se le iba poniendo cara de poker hasta que el profesor zanjó el asunto con un “sí, habría mucho que decir de esa peli”.



Ese desencuentro cultural es el que ha marcado Torrente, el brazo tonto de la ley (1998) allende de nuestras fronteras, por ejemplo el LA Weekly del 4 de marzo de 1999 decía: “Torrente, the Dumb Arm of the Law is an unhinged comedy best described as so sick and so proud of itself that it could never have been financed here (…) if you're offended, you've joined a very big club” (“es una comedia desquiciada cuya mejor descripción es que es tan enferma y pagada de si misma que nunca habría podido ser financiada aquí… si te ofende, ya eres parte de un gran club”). Por otro lado Jonathan Holland (http://www.puertadelsolblog.com/) escribía un par de crónicas, una para el Variety y otra como corresponsal en Cannes, en las que afilaba un poco más la crítica. Entre otras cosas señalaba que “The film is hugely enjoyable if you switch off your mental PC monitor – and its success in Spain probably says as much about the darker parts of the Spanish psyche as it does about the film itself” (“la película es muy simpática si apagas el monitor mental de la Corrección Política – y su éxito en España probablemente diga tanto sobre las partes más oscuras de la psique española como sobre el mismo film”). A partir de ahí en un montón de críticas se trataba el tema de la capacidad de los espectadores extranjeros para comprender el entramado castizo del film. Jonathan Holland continuaba diciendo en el Variety “Home auds will love it; in non-Spanish-speaking territories, only clever marketing will prevent this one-man vehicle from collapsing under the weight of local jokes and subtitling difficulties” (“A las audiencias caseras les encantará; en territorios de habla-no-inglesa, sólo una buena campaña de marketing podrá prevenir que este vehículo de una sola estrella se colapse debajo del peso de los chistes locales y las dificultades de subtitulado”).




A este planteamiento les responde dos críticos, uno el croata Dragan Antulov quien dice “Some jokes, like those about the fans of Atletico Madrid, would be incomprehensible to non-Spanish and non-European audiences, but even with them TORRENTE is universally entertaining” (“Algunos chistes, como aquellos que tratan sobre los fans del Atlético de Madrid, pueden ser incomprensibles para las audiencias no españolas o no-europeas, pero incluso con ellos Torrente es universalmente entretenido”). O el crítico canadiense Keith Bailey de la página web http://www.badmovieplanet.com/ quien decía “To be sure, there is some material that strongly suggests that it would be better appreciated by Spaniards, specifically some throwaway gags concerning European sports. Otherwise, the kind of humor to be found in Torrente is of a universal nature; slapstick, exaggerations of base human desires (…) and good old toilet humor” (“Bien es cierto que hay cierto material que sugiere que [esta película] será comprendida mejor por los españoles, más concretamente los desechables gags sobre deportes europeos. Pero por otro lado, el tipo de humor que encontramos en Torrente es de naturaleza universal, slapstick, exageraciones sobre los deseos humanos (…) y chistes de puerta de wáter”).



Pero, claro, el problema no son sólo el tema de los deportes sino también los chistes de gente con Down, que la verdad, están feos de hacer sobre todo desde que una de ellas increpará a nuestro presidente del gobierno en un famoso programa de televisión. Así lo señala con muy buen tino Jonathan Holland “Most gags are quite funny in an adolescent way, and practically always gross: Segura isn't afraid, for example, to milk the comic potential of an actress with Down's syndrome” (“Muchos gags son bastante divertidos en un sentido adolescente y son desagradables practicamente siempre: Segura no tiene miedo, por ejemplo, de explotar el potencial cómico de una actriz con sindrome de Down”). Este punto es recogido por otro crítico anónimo que traducía el corrosivo humor de la película diciendo que la “send-up that couldn't be crasser or sillier if Beavis and Butt-head had been script consultants” (“la parodia no podría ser mas insensible o tonta que si Beavis y Butthead hubiesen sido guionistas”).


Para terminar una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta breve investigación sobre Torrente es su lugar dentro de la producción española de los últimos años. Segura presenta la cinta en Cannes con el genial eslogan de “'Just when you thought Spanish cinema was getting better...” (“Justo cuando el cine español estaba empezando a ir bien…”) dando en el clavo de cómo va a ser la reacción general ante la película. El espabilado crítico croata que mencionábamos antes decía “Whenever Spanish cinema industry is mentioned, most people think of Pedro Almodovar and other filmmakers that win festival awardsand make snobbish critics happy” (“Allí donde sea nombrada la industria del cine español, la mayoría de la gente piensa en Pedro Almodovar y otros directores que ganan premios en festivales y que hacen que los críticos de cine snobs estén felices”). Y el crítico canadiense de la página web freak empezaba su artículo con este parlamento “Although it's never really had a giant film industry, Spain has made a considerable contribution to cinema over the decades (certainly a lot more than the idiot filmmakers of my country.) There are some types who will claim that these great contributions Spain has made has come from making Oscar-winning movies like All About My Mother, Belle Epoque, and To Begin Again. Others will gush over directors like Carlos Saura, Bigas Luna, or Victoria Abril. As for myself, I say: Oh, give me a friggin' break! Okay, okay, maybe I am a soulless ignoramus who can't appreciate beauty, foreign cultures, as well as fine art. Maybe I don't know art... but I know what I like, and what I like to watch are real movies. And Spain has also made some major contributions to this genre.” [“Aunque nunca ha sido una industria gigante, España ha hecho una considerable contribución al cine a lo largo de las décadas (ciertamente mucho más que los idiotas directores de mi país). Habrá algunos que digan que estas grandes contribuciones que España ha hecho provienen de películas ganadoras de oscars como All About My Mother, Belle Epoque, y To Begin Again. Otros hablan efusivamente de directores como Carlos Saura, Bugas Luna o Victoria Abril. Y para mis adentros me digo: ¡Oh, dame un puto descanso!. Ok, ok, quizás sea un ignorante sin sentimientos que no puede apreciar la belleza de las culturas extranjeras, así como las Bellas Artes. Quizás no sé sobre arte… pero sé lo que me gusta, y lo que me gusta ver son películas reales. Y España ha hecho también algunas grandes contribuciones a este género”].




Como decía en su publicidad Santiago Segura justo cuando España internacionalmente se presentaba como un productor de películas arty, va y saca esa película, oye y a ver como explicas eso, porque hay que explicarlo porque en la taquilla batió a Titanic (1997), que ya es decir. El papelón le toco a Nuria Triana-Toribio (y ole!) quien en la tercera edición del libro The cinema book publicado por la British Film Institute explica Torrente a los anglos de este modo: “Many commentators seen in the series a depiction of a pollitically incorrect and retrogade universe of excess, a return to the “values” of Francoism and a blacklash against the Europeanisation of democratic Spain. What can be said abour the Torrente series´ popularity is that it demonstrates the enduring appeal of Francoist genre cinema, one of the main components recycled in the series in spite of all the efforts to eradicate it””. Es decir, “muchos comentaristas ven en la serie de películas una descripción de universo de exceso políticamente incorrecto y retrógrado, una vuelta a los “valores” del franquismo y una violenta reacción contra la europeización de la España democrática. Aquello que se puede decir de la popularidad de la serie de películas de Torrente es que demuestra el atractivo que aún tienen el (los) género(s) del cine Franquista, que es uno de los principales componentes de la saga a pesar de todos los esfuerzos por erradicarlo”. Con eso terminamos, con eso y con unas palabras de Jonathan Holland que creo que dan en el clavo “The director-actor-writer has succeeded in making the kind of film that, for the past 15 years, most Spanish producers have been trying hard not to make” [“El director-actor-escritor ha tenido éxito al hacer el tipo de película que, durante los pasados 15 años, la mayoría de productores españoles estaban intentado con todas sus fuerzas no hacer”].


Pensemos que quizás en Iowa habrá una señora Reyes que se está riendo a mandibula batiente con los chistes sobre orates de Torrente… el mundo es extraño a veces… Sra Reyes a ver cuando nos tomamos ese arrocito.