Tuesday, November 20, 2007

BESTIARIO FOTOGRÁFICO


Sé que estas no son formas, la verdad, que los blogs son para actualizarlos, y para seguir expandiendo la sabiduría de una manera gratuita e insultante. Además, escribir aquí me sirve para mantener contacto con vosotras queridas lectoras, y para, como un pintor plenairista, practicar mis artes en plasmar ideas con pequeños retazos. Que es, en definitiva, lo que he estado haciendo todo este tiempo encerrado solo en una biblioteca como un eremita. Allí, en aquella desoladora soledad me vino a la cabeza una interesante pregunta: cuando un hombre se equivoca en medio de un bosque y no hay ninguna mujer para oírlo, ¿sigue equivocado?. Así que decidí sacudirme esta duda, haciendo lo de siempre, equivocarme en las plazas públicas.

Hemos vuelto

A este encierro bibliotecario se tiene que unir una serie de catastróficas dichas como una visita interminable de la familia, que se me escharrara el ordenador y que estableciera el sagrado vínculo del matrimonio con mi “compañera”, como se decía en la Transición. O sea, que ahora y a los ojos del estado de Nevada, ya que la boda se celebró en Las Vegas, soy un hombre casado. ¿Qué como me siento?. Pues me siento deslumbrante, la verdad, primero porque no sólo he descubierto la gran vocación de mi vida, escribir, sino que también he encontrado a una persona a la que molestar a lo largo de toda mi existencia (tener objetivos siempre es agradable). Pero dejemos de hablar de mi, y volvamos a lo que nos interesa o sea la cosa esta de la cultura.




Una visión pop del matrimonio

Con este artículo quiero comenzar una serie de cortos artículos semanales titulados “Bestiario Fotográfico” en los que comentaré unas cuantas fotografías que me han sorprendido agradablemente durante mi estancia americana, y a las que he podido tener acceso gracias a los impresionantes fondos de la biblioteca de la universidad de Colorado (ole). El primero de los números está dedicado a una fotógrafa español, una que, y perdonen por el chauvinismo, le podría cerrar la puta boca a Diane Arbus. Fíjense lo que les digo. Cristina García Rodero es una de las grandes fotógrafas de la historia de España, y si me apuran del orbe entero, y desde el mismo momento en la que una fotografía suya cayó en mis manos le he dedicado devoción eterna como a una de esas vírgenes cerosas y sangrantes que pueblan Castilla la Vieja. No en vano publicó el impresionante libro “España oculta” en el que se recorrió de arriba abajo esa España poco o nada europea, sacando los ángulos más feos, degradantes y brutos de nuestros ritos colectivos, que son, en última instancia y a falta de unos buenos golpes de estado, una de las principales manera de mostrar nuestro carácter colectivo: bestias como un arado, católicos a marcha martillo y juerguistas hasta la extinción de la Raza. Fotografías que podían acompañar el famoso chascarrillo: “me habéis matado al chiquillo, pero ¡¡¡que fiestas hemos pasado!!!”.







Precisamente las fotos reservadas a los entierros de niños son de lo más impresionante del libro. Más aún porque, a título personal y tras haber trabajado cuidando a críos, la muerte de un niño es para mi uno de los grandes tabús. Algo simplemente que no puedo concebir… por eso esta última foto me ha dejado de piedra. Me he pasado semanas enteras pensado sobre ella, y volviendo a mirarla, y remirarla. Pero vamos a ver, en esta foto, exactamente… ¿qué está pasando?. Que una familia ha ido a comprar un ataúd a la ciudad y de vuelta a casa se ha parado a tomar un aperitivo. Que están de entierro y se han parado a desayunar… más que nada por aquella cosa de que los enfermos a veces se ponen cabezones y no se acaban de morir, y como decía Luis Carandell, en las casas a veces se podían oír cosas tan poco cristianas como : “Aquí ni se muere… ni cenamos”. Y claro, con el hambre acumulada y la faena hecha, ¿qué mejor que un buen desayuno?. Pero el dueño del establecimiento quizás les dijo que entrar un cadáver al bar como que estaba feo. Así que decidieron cabalmente dejar al finado encima de las Pepsicolas, las Mirindas, y los cascos vacíos (que, por aquel entonces, si devolvías los cascos te daban 25 céntimos). En fin, alúmbrenme, si alguien encuentra alguna explicación complementaría a la del puro bestialismo, me la dicen y a lo mejor recupero la fe en el ser humano en general, y en el ser humano íbero en particular. A vernos…






Pd: El imbécil del Miquel Barceló poniéndose panteísta o algo similar decía en El País de este fin de semana que los sabores de su vida eran “sal del mar, la cervezas y los canutos”… los de mi infancia, y los de aquí retratados se podrían también resumir en los sabores de “la hostia consagrada, los boquerones y la cerveza”, y olé.

Pd: Les dejo en "Nos entra por los ojos" de España hablando de la homosexualidad... ahí es nada.


Wednesday, September 12, 2007

"Kraft durch Freude" un criticazo de "Miedo y asco en Las Vegas"

Hay veces que tener un hobby da instantes gloriosos. Y no me refiero a esos momentos culminantes en los que uno coloca el último palillo en una reproducción en mondadientes del Museo Guggenheim. Que va, son muchísimo más emocionantes los momentos previos. Mi pasatiempo es el de juntar letras (unas detrás de otras); y ante un tema como el de Las Vegas, ciudad que he visitado recientemente, siento la misma febril expectación que la de un aficionado a los puzles ante una caja que ponga “Impresión, sol naciente: 5000 piezas”. Uno se podría cansar literalmente de escribir sobre ella. Pero, de verdad, que ciudad más bizarra, más idiota y más fascista, y por ello mismo más adelantada a su tiempo. Que los que por ella se pasean no se rigen por esos conceptos tan pasados de moda como son: ¿es de día o de noche?; pero esto ¿es dentro o es fuera?; o ¿estamos en un lugar público o esto es casa de alguien?. Ideas, para que negarlo, que funcionaron en el SXVIII como bien expusieron los Ilustrados en su “Enciclopedia”, pero que en la ciudad de ahora mismo, la que sale en la tele y en los video-clips, pues como que no, que ya no sirven. Pero como meterse de lleno en esos y otros berenjenales de la ciudad-parque temático nos iba a dar un par de disgustos, me centraré para no cansar, en una única pieza del puzle, el “Circus Circus”.


El “Circus, Circus” fue el hotel donde me alojé dos de las tres noches que pasé literalmente hipnotizado por una de las ciudades más extrañas de la tierra. Un hotel antológico y cinematográfico ya que fue en sus vestíbulos donde le dio un increíble bajón al famoso periodista gonzo Hunter S. Thompson (el periodismo gonzo es una técnica depuradísima de la década de los 70 que consistía en escribir colocado sobre servilletas de bar). Bajonazo que luego llevaría a la pantalla el amanerado Jhonny Deep en la película Fear and Loathing in Las Vegas (1998); del hotel se recuerda entre risas el ligersico bar giratorio que hoy en día aún se conserva pero lleno de máquinas tragaperras (doy fe). Por si fuera poco la mítica del “Circus, Circus” se completa al haber sido el germen del “Nueva Nueva Las Vegas”, ciudad que al tiempo será tomada como modelo para el “Nueva Nueva York” o “Nuevo Tokio” (a secas). Me explico, el “Circus, Circus” fue el primer casino-resort de Las Vegas, el pistoletazo de salida para que las multinacionales del ocio decidieran arrebatar a la mafia su reinado y construir una ciudad decente dedicada al juego, la bebida, las atracciones, y las putas, todo dentro de un ambiente seguro y ordenado. Vamos, una Disneylandia para adultos: alterne pero dentro de un orden.


Hagamos historia, cuando el “Circus, Circus” abrió sus puertas en 1968 con un presupuesto de 15 millones de dólares necesitaba de un potente reclamo para llamar la atención de la clientela ya que en sus primeros años funcionó únicamente como casino, sin un hotel que lo apoyara. Este hándicap hizo que su dueño, Jay Sarno, subrayara la estética del lugar dándole un aspecto elegante, entre camp y sexy, con bebes elefantes paseándose por sus pasillos, actuaciones de gorilas entre las ruletas, amén de una serie de toboganes y palos de bomberos que conectaban unas áreas con otras, y todas con la piscina. Este ambiente de juego y bebida como de The Party /“El guateque” de Peter Sellers (también de 1968) finalmente prosperó hasta ser adquirido en 1974 por William Bennet y William Pennington que lo transformaron, ampliando el hotel que Sarno finalmente construyó, en “un resort temático para familias”. Se terminaron las actuaciones de señoritas sexys y se sustituyeron por otras más aptas para niños, destinadas a atolondrar a la chiquillería que dejaban tiempo libre a sus padres para que a su vez, éstos se aturdieran al ritmo de las máquinas tragaperras. Por otro lado, estas actuaciones se acabaron desarrollaron arquitectónicamente hasta dar lugar al mayor parque de atracciones cubierto de la tierra (¡¡¡uau!!!). Otra de las claves del “Circus, Circus”, y que ejemplifica como Las Vegas se abrió a la clase media, es su éxito basado en el volumen: sus habitaciones baratas y su buffet razonable (su restaurante sirve más comidas que cualquier otro en el mundo) hace que su ocupación roce constantemente el 99%. Es quizás ese aspecto el que más me llamo la atención de Las Vegas, ya que uno se imagina la ciudad como un reflejo de las viejas películas de los 50, un sitio de lujo y de ámbar, un lugar donde se practica un ocio peligroso y prestigioso, pero aquel barranco dorado es ahora el reino de la clase media. Su slogan debería estar tomado del nombre de una tienda que se encuentra en casi todos los hoteles: “Lujo a diez dólares”. Las Vegas es la tierra de Oz para las despedidas de soltera, para los cumpleaños que celebran la mayoría de edad, y para los matrimonios de mediana edad. Y dentro de ese mejunje de fiesta, juego, bebida y tabaco el “Circus, Circus” sigue marcando tendencia. Porque el “Circus Circus” de la actualidad, adopta una política que dentro del lema general de “Lujo a diez dólares”, se ha especializado en ser el sitio… a ver como lo digo… en ser el sitio “donde la gente que limpia America se divierte”; tomando el pulso, a su manera, a los Estados Unidos del SXXI. En sus pasillos se hallaban representadas fielmente ese crisol de razas que se ocupan de los peores puestos de trabajo que existen en América: miles de chicanos, pero miles de ellos, mezclados con hindúes, negros obesos, tripulaciones de aerolíneas de bajo coste y mi familia, que tampoco somos los Thyssen Bornemisza, todo sea dicho de paso. Todos mezclados, en una promiscuidad consumista, deambulando como zombies y gastándonos un dinero que no teníamos en uno de los pocos días festivos que disfruta America (Labor Day, el Día del Trabajo)… Todo ello me hizo preguntarme: ¿Pero este sin Dios a que se debe?.



La respuesta me la dio, agárrense que vienen curvas, el partido Nazi – el tradicional, no esas cosas insustanciales que hay ahora. Es poco conocido que el partido Nazi alemán tenía un ministerio dedicado al turismo bajo el rimbombante nombre de Kfrat durch Freude, traducido como “A la fuerza por la alegría” que no hay que confundir con “A la alegría por la fuerza” o “A la felicidad por la electrónica”, que son otras cosas distintas. Total, que los nazis con ese ministerio que se dedicaba a hacer cruceros y ciudades de vacaciones para los obreros (como Prora, una verdadera Maria D´Or de la Esvástica) pretendían hacerse un buen lavado de cara internacional, elevar el nivel de vida de la población (aria), y manipular ideológicamente a la población. Pero no sólo porque antes de subir al autobús camino de Königsberg se cantaran ante la banderita con la cruz gamada, sino porque el turismo se convirtió por si mismo en una efectiva herramienta para la despolitización de las masas, basada en que las clases trabajadoras imitaban por un precio razonable las costumbres de las clases dirigentes. Esto resultó muy útil para los nazis ya que éstos atacaban ferozmente el concepto de lucha de clases, y lo sustituían por el de Volksgemeinschaft o hermandad o germanor entre todos los alemanes. Esta parrafada se puede resumir en la frase emocionada de un minero que disfrutó de uno de uno de los cruceros de la Kfrat durch Freude y que dijo ante una preciosa vista: “Con Hitler todos somos el káiser”.








Esa frase creo que resume el espíritu de “Nueva, Nueva las Vegas”, ya que si “con Hitler todos somos el káiser”, gracias a las corporaciones del espectáculo como la Sony o la Metro, que tiene varios hoteles en Las Vegas, que suministran unas vacaciones fordistas a la clase media ( suyas son también las principales compañías de vuelos baratos) y que definitivamente marcan el ambiente de la ciudad, todos somos ricos desocupados, fascinantes jugadores, y bellas femme fatales. Todos somos los káiseres de la fiesta y espectáculo aunque trabajemos cincuenta horas semanales por una miseria, o seamos inmigrantes recién legalizados y aún perseguidos, o nos vayamos a casar y a enterrar de por vida en alguna urbanización de los suburbios. Los tiempos han cambiado, y ya no es necesario hablar de lucha de clases, pero pese a ello, la imitación de las costumbres de las clases adineradas y poderosas continúa siendo un motor del consumo, y como tal un impedimento para el pensamiento y el raciocinio más elemental. Lo más fascinante de todo es que una persona tan drogada como Hunter Thompson, el autor de “Miedo y asco en las Vegas” lo viera tan claro cuando escribió sobre el “Circus circus” estas palabras: “El Circus Circus es el Sexto Reich (…) es lo que el mundo entero estaría haciendo si Hitler hubiera ganado la guerra”. Hitler ha ganado definitivamente la guerra y nos tiene a todos confinados en unos preciosos campos de distracción. ¡¡¡Viva la fiesta!!!.


Yo me vuelvo a ir a Las Vegas en tres semanas, y cuento los días atrás para visitar la ciudad que impide pensar. Posdatas visuales:



Porque estoy de vacaciones, pero me están entrado unas ganas de bajar y meteros dos ostias a cada uno...

No sería bonita unas Las Vegas Ibéricas, pues claro que sería bonita, hombre, pues claro...

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He encontrada el logo de la sección de la "Kraft durch Freude" de la Wolksvagen, empresa nazi por antonomasia, y sí, lo han descubierto, se parece increiblemente a...


... ¡¡¡ Al logo de la organizacion Dharma!!!. ¡¡¡ ¿¿¿ Habeís pensado en la posibilidad de que la isla de Perdidos sea un parque temático ???!!!. ¡¡¡ ¿¿¿ Unas nazis-vacaciones para yuppies ???!!!. Esto es una conspiranoia total, pero desde ahora es mi apuesta para la serie. Están todos de vacaciones, rollo "Almas de metal".

Wednesday, August 15, 2007

XV Festival de cine y turismo de Talavera de la Reina un criticazo de "¡¡¡WOODY ALLEN EN BARCELONA!!!"




Como estoy atascado con la crítica de una estupenda película (que está al caer), me salgo por al tangente, y les hablo de uno de mis temas del verano: el turismo y el cine. El otro día estaba hablando con un amigo… por cierto, ¿no odian esos artículos inflados que empiezan así?. Estilo: El otro día estaba hablando con mi querida amiga Aurea Ortiz sobre su artículo en “Cashiers du cinema España”, y comentábamos… pues sí, yo también los odio. Por eso empiezo hablando con un amigo que es un don nadie, entiéndanme, que yo lo quiero mucho, pero que es un don nadie. Y le preguntaba: oye, y que me cuentas del romance entre Woody Allen y Barcelona (que es donde está domiciliado mi amigo). Total que me dice que todo el mundo emocionadísimo con que le cerraran las calles, que los medios españoles contando milimétricamente las trotaduras del genio y la nínfula, que si Woody Allen iba a pasar la Nochevieja en Barcelona (sobre donde se iba a comer Scarlett Johanson los tradicionales canelones de San Esteve se guarda un sepulcral silencio), que si patatín que si patatán. Acto seguido me informa de unos apagones menos cinematográficos que tuvieron a una parte importante de Barcelona a dos velas, sin tele, sin Woody, sin radio y contando chismes de vecinas.




Y yo me dije: ostis, esto da que pensar. Y daba que pensar porque confirmaba, palabra por palabra, la teorías de un libro que me estoy leyendo “The tourist city” editado por los sendos profesores Dennis R. Judd y Susan S. Fainstein que se dedican a soltar verdades como puños sobre el turismo y la ciudad. Como puños, las sueltan. A modo de muestra, ahí van dos puñetazos:




La teoría de estos señores es que la mirada del turista se tiene que educar y guiar debido a que la gran mayoría de la humanidad no sabe distinguir a ciencia cierta entra una joya del churrigueresco, y lo que es un edificio como feo y viejo. En España tenemos el paradigma de El Escorial, del que si no hubiera montañas de libros escritos, horas de explicaciones dadas por una legión de guías turísticos y grandes señales indicándonos la obra maestra que es, pues la mayoría pensaríamos, pues, lo normal: que deberían dinamitarlo para construir algo más bonito, como un parking subterráneo o un frontenis. Dentro de los grandes educadores de la mirada del turista sobresale el cine. El cine se ha convertido en el gran puesto de suvenires de la era del turismo masivo. Es el Gran Hacedor de Postalitas. Algo que se vive de primera mano cuando se viaja, por ejemplo, a ciudades tan cinematográficas como Nueva York. En Nueva York uno sabe donde mirar, porque lo ha mirado mil veces. “Mira, allí se posó Superman…, allí Superaton… mira el vapor salir de las alcantarillas como en Canción triste de Hill Street…”… este tipo de cosas. Y debido a que el cine es tan importante para crear una mítica de la ciudad, que en estos momentos equivale a una mítica del turismo, los gobernantes, nuestros ediles, se esfuerzan tanto para que algún caricato de renombre como Woody Allen se pare en Barcelona a fotografiar lo que le de la gana. Barcelona ciudad moderna y modernista hemos de reconocer que lo está haciendo bien. Pasito a pasito, en los últimos años, tiene dos películas de resonancia internacional, la de Pedro Almodovar y la de Woody Allen, eso sin contar que sirvió como escenario urbano para ese bodrio que era “El perfume”. Atrás quedaron, en cambio, películas como la magnifica, Furia española (1975) de Francisco Betriú, u Ocaña, un retrato intermitente (1978) de Ventura Pons, con la Ocaña enseñando el pito en las Ramblas, que eran unas cosas así como de lumpens y maricones. Ahora Barcelona quiere su postalita, y además hecha por un retratista bueno, un intelectual superviviente de la caída de las ideologías, oye, y lo que se tenga que pagar que se pague.


Valencia, ojo, también tiene una personalidad muy marcada, además de edificios muy bonitos y costosos, pero está manca en el terreno de la postal en movimiento, de la películita hagiográfica. Nuestra proyección internacional está flojita, vamos admitirlo, lo del Papa estuvo bien, pero como faltó la aparición mariana retransmitida vía satélite para convertir al occidente comunista y al oriente musulmán, pues la cosa quedó como pobre. De la Copa America, no he encontrado referentes cinematográficos salvo el de Jaws /“Tiburón” (1975), donde se dice que uno de los personajes había participado en dicha competición. Eso a nivel internacional; a nivel nacional somos más conocidos por los telediarios, en noticias diversas recogidas bajo el epígrafe “Horribles Sucesos/Noticias de interés Folclórico”: la tomatina de Buñol, terrible crimen satánico en Alicante… Con esto, lo que vengo a mostrar una carencia de nuestro aparato turístico-ideológico, con ánimo que el pérfido catalán no se nos adelante como en los Juegos Olímpicos, y hagamos, pero ya, algún fastuoso encargo a un director de renombre que plasme los colores, las gentes, el color, la luz, ¡¡oh la luz!!, de Valencia. El problema es encontrar a un poeta visual de altura, que esa es otra. Yo creo, fíjense que lo digo aún a riesgo de que me llamen chauvinista, que no ha nacido el director de cine capaz de reflejar la belleza de Valencia. Vamos, que está por inventar. Que es una entelequia. Para mí el director ideal sería una mezcla del Emir Kusturica de Crna macka, beli macor/”Gato blanco, gato negro” y el Pedro Lazaga de La ciudad no es para mí. Y lo digo para que conste, y por ayudar, así como invitó a otros a que hagan sus cábalas y combinaciones. Que igual pensado entre todos se nos ocurre algo.


Otra cosa que dicen los señores barbudos del libro del turismo, es que remodelar las ciudades para adaptarlas al negocio del turismo, pues queda como feo y deshilachado. Porque sólo se reforman unas cuantas calles del centro que acaban convertidas en centros comerciales peatonales, mientras se deja intacta la miseria circundante. Así la ciudad acaba pareciéndose a un parque de atracciones para turistas con unas cuantas zonas hiper modernizadas, y después zonas enteras llenas de la vida mísera del urbanita medio. Ellos dicen que pasa mucho en América, pero no saben que en Europa también y en casi todos los lados: Barcelona (Las Ramblas/ El Raval), Valencia (El Carmen/Velluters), Madrid (con todas las calles de putas que van a parar a Las Gran Vía, con especial mención de la calle “Desengaño” donde se ponen los transexuales), o Lisboa (donde pasas una simple calle del Chiado, y te venden drogaina y te atracan navaja en mano con esa tristeza, con esa saudade tan característica de los lisboetas…).


En fin, que lo que me sorprendió no fue esa constatación de una realidad, sino una frase aterrorizante que decían a continuación: “Mucho se habla de las grandes diferencias entre los grandes complejos turísticos y el entorno mísero de los países en desarrollo, pero poco de las diferencias existentes dentro de nuestras propias ciudades entre las calles turísticas y los barrios pobres que los envuelven”. Y, no pude más que exclamar: “¡¡¡Ostriasssss Pedrín!!!”. Me entró un vértigo-go de agarrarme a la computadora, un desmayo producido por la constatación de que todos formamos parte de la cadena trófica del turismo, de la pirámide alimenticia del ocio en la que el turista grande se como al chico y éste al más chico.



Me explico: nosotros vamos a Cuba con nuestros eurazos y somos los reyes del Chancleter, allí podemos comprar falsa artesanía y personas hasta hartarnos. Pero, ¿me quieren ustedes decir que por encima nuestro no habrá otros turistas que vengan a hacer lo mismo en nuestros lugares de residencia?. Y más en Valencia, donde eventos como competiciones de yates y circuitos de fórmula 1, parecen dirigidos a, ¿como decirlo sin parecer ofensivo?, a… a personas Supermillonarias, y muy probablemente Supervillanas. Por ejemplo, mi señora y yo, que somos dos cretinos cualquiera, que formamos un núcleo familiar de clase media (mediamanga mangotera), que somos modernos, y apolíticos, que no pedimos más que podernos comprar un piso donde tener terribles accidentes domésticos, y podernos comprar un coche para inflar las estadísticas de mancos y cojos… pues eso, nosotros, que en ningún momento podemos negar que el turismo es uno de los principales motores económicos de las ciudades, que son los sitios donde preferimos vivir, no estaremos tan indefensos en el fondo como las cubanas o las tailandesas. Mira, que a las tailandesas les dijeron “Este resort va a traer mucho trabajo y prosperidad a las pobres gentes de Tailandia”. Y cuando aquello abrió las puertas y se lleno de alemanes y belgas dispuestos a… ¡Ay Dios Mio!. ¡Que desgracia más grande!. Que me veo a mi señora una vez que se le acabe la beca de investigación enseñando sus buenas carnes como si fuera una compañera de Giulietta Masina en el Paseo Arqueológico de Le Notti di Cabiria / “Las noches de Cabiria”. Y a mi limpiando parabrisas de formulas 1 a escupitajos, una vez que se demuestre que esto de ser una artista barroca absurda no me lleva a ninguna parte. O peor… a los dos haciendo de valenciana y saraguey robotizados, en una ofrenda mecanizada y eterna a la Virgen de los Desamparados, en un futuro “Valencia-Park” al estilo del de Yul Brynner en Westworld / “Almas de metal”…¡¡Que sofoco!!... pero el turismo, ¡¡¡que gran invento!!!.






Posdatas:
- Como decían “Chico y chica” en una canción: “todas necesitamos una amiga en Barcelona”. Y por muchos años.
- El antídoto al turismo lo tenía al padre de un amigo que decía: “allá donde fueres, casas y gentes”. Vamos, que en todos los lados te ibas a encontrar lo mismo, “casas y gentes”.
- La esterilidad del viaje turístico, en cambio, se traduce en esta frase de vuelta de vacaciones: “Xica, molt bonico, tot de marbre, tot de marbre, ara que igual que te digo una cosa te digo la otra: lo de allí, aquí, no funcionaría, no, porque no, porque son cosas distintas…”.






Me despido prácticamente haciendo las maletas para San Francisco. Por cierto, hablando de ciudades y películas, ¿alguien se acuerda de cual era el barrio de la película Avaricia / Greed de Erich von Stroheim?. Lo digo para cuando entre en él, rodear con mi paternal brazo el hombro de mi señora, y decirla mesándome la perilla “Aquí, inculta pero encantadora criaturita, se levantó una de las grandes obras de la humanidad del S.XX para acá”. Como esos imbéciles que se extasían ante “La puerta de los leones”.


Os dejo con una de las que prometo escasas fotos personales (una de viajes además, tomada en Yellowstone). Y que he dado en titular “Alegoría de la Vieja y de la Nueva Crítica Cinematográfica”, porque si se fijan el búfalo bizco del fondo parece que se va a arrancar con aquello de “El universo lacaniano…”.





Wednesday, July 25, 2007

"Ari no es nombre de perrito" un criticazo de NICO ICON



Dentro de esa vasta y bizarra mitología que existe sobre el cuerpo de la mujer los antiguos pensaban que los sofocos femeninos eran producidos por la sequedad del útero que, al desplazarse a zonas más húmedas del cuerpo como la boca, aprisionaba a los pulmones y a otros órganos. Los modernos, en cambio, hemos mantenido durante mucho tiempo que Nico, la cantante de Velvet Ungerground, tenía cuatro úteros, y que la profundidad de su voz era producida por un eco interno; y por un arrastrar las palabras muy suyo pero, a la vez, muy prusiano. La película Nico Icon (1995) dirigida por Susanne Ofteringer viene a echar por tierra estos y otros mitos sobre la famosa modelo y cantante (como que si te miraba directamente a los ojos se te caían las cejas), al entrevistar a un buen puñado de supervivientes de aquella época, entre los que si quieren no hay cabezas de cartel. Falta, vale, Lou Reed, y vale, su etapa warholiana la podíamos haber hecho mi amiga Rosa y yo recortando revistas, pero… ¿no es su etapa warholiana, su momento como más video-clip?. No esperen aquí un montaje rápido de chismorreos sobre la teutona, porque la historia de la Nico es una historia de hacer estremecer a las hermanas Brontë. Esto es, un dramón padre, una copla warholiana de rompe, rasga y pincha(te). Bueno, especifiquemos, la historia de Nico, no, la de su hijo, la de su pobre hijito, Ari. Que como bien digo en el título no es nombre de perrito, que se llama Christian Aaron Boulogne. Menuda historia y menudo historial. Paris, los 60… Un amigo íntimo de Nico cuenta el ascenso parisiense de la modelo, y como rozó la cúspide al ser la imagen publicitaria del coñac para cocinar Terry (es cosa de amas de casa). En un momento dado, el entrevistado relata una llamada de la Nico: “me anuncia que está embarazada y quiere tener al niño… y yo le digo, vale, si quieres tener el hijo de Alain Delon, por mi perfecto”. ¡¡¡Nico teniendo un vastagito del Delon!!!.







Pues dicho y hecho, oye. Con ese código genético pues le sale un niño que es un sol, y que salvo por la hermosura no se parece en nada al cabrón de su padre; en el reportaje otro de los entrevistados (de profesión “bohemio”, literalmente) llama a Delon, “el carnicero”, alegando que su familia se dedicaba tradicionalmente a la venta de salchichas y derivados cárnicos del cerdo. Pero, bueno, las siguientes noticias que tenemos de Ari es cuando lo vemos, nosotros y las cuatro modernas de turno, cogiendo mierda en el suelo de la Factory: existe una famosa película de Andy Warhol en la que grabó un ensayo de la Velvet, una especie de pandemónium musical, una sinfonía de ruidos de media hora cortada por la intervención de la policía, en las que se ve a un niño rubito rubito guapísimo tirado en el suelo golpeando una pandereta rodeado de gente pues muy moderna y muy heroinómana. Ese es nuestro Ari, hijo de Delon, nuestro héroe, un personaje de Dickens posmoderno.



En ese momento de la película entra en escena la madre de Delon. Una señora muy católica y muy francesa que recibe al equipo de grabación en su casa con la siguiente frase: “Como pueden ver vivo muy humildemente, que la gente piensa: esa es la madre de Delon, seguro, seguro que vive en un castillo con sirvientes… pues no… además, no me hacen falta los sirvientes”. La buena señora, y como no la suponemos una seguidora del cine underground, descubre por las revistas del corazón, estilo “Allo”, que Delon había tenido un hijo con Nico. Se dirige al chulazo de su hijo y le arrea: “Si esta es sangre de tu sangre y caída de ojos de tu caída de ojos, nosotros queremos conocerlo”. Total, que Delon le espeta: “Madre, que se pierde, que no es lo que usted se cree”. Pero al final que si, que todos, nosotros, Nico y los señores Boulogne sabemos que eso es un Delonito como la copa de un pino. Total que los abuelos de la criatura se ponen en contacto con Nico y descubren que Ari se alimenta prácticamente de patatas chips, “patatas pajas” en castellano, porque el subidón de opiáceos no da por cocinar precisamente. Con el resultado de que esos señores tan franceses y tan católicos viendo que a la madre, siempre según la versión de la señora Boulogne, le daba igual diez que ochenta, y “que un día dormía con uno y otra noche con otro”, pues toman a su cargo a Ari, alegando que el niño se estaba criando entre lobas. Y que una cosa es tener un hijo de una cupletista posmoderna y otra muy distinta, pero que muy distinta, es que tu nieto sea un “niño salvaje”.












Una vez de regreso a París, los días trascurren tranquilamente mientras los señores Boulogne despiojaban de modernidad a Ari, y le enseñaban un “Yo credo” de esos de hacerse moratones en el pecho, hasta que un día suena el teléfono. Era el representante de Delon, ojo, el representante que les dice que “tienen que elegir entre Delon o Ari”. El señor Boulogne se levanta de la mesa camilla, se mesa su bigote tipo De Gaulle y le dice al representante: “A Delon ya lo tenemos criado, ahora es Ari quien necesita de nuestra ayuda”. Resultado: Alain Delon se pasa 17 años, 17, sin hablar con sus padres. En ese momento de la película, la señora Boulogne se echa a llorar.




Las estaciones pasan, al invierno le sucede la primavera, a ella el verano, y Delon sigue sin dar señales de vida. El joven Ari, espigado, espigadito, se pasa la niñez asistiendo a numerosos colegios católicos y recibiendo las cada vez más infrecuentes visitas de Nico, que les dejan un sabor como amargo, ¿verdad?. La señora Boulogne relata que a uno de estos encuentros, tras tres años sin verse, Nico trajo como afectuoso regalo de amor maternal, una naranja. ¿Puede haber algo mas dickensiano?. Si mi madre fuera Nico, yo por lo menos me esperaría, yo que sé, un teatrito de juguete de la Factory con su Warhol, su Viva, su Edie, su Velvet miniaturizado, o las gafas de leer de cerca de Jim Morrison, con el que también convivió Nico, algo así, ya me entienden.




Pero al final, Ari, nuestro Ari se hizo todo un caballerete, hasta poder salir y tomarse unas copas sentado en la barra codo con codo con su mamá. Y en ese momento, y según un testigo, “su madre le introdujo en la heroína”. Como estaba viendo la peli en inglés sin subtítulos me dije “fíjate si tengo el inglés atrofiado que he entendido que su madre le introdujo en la heroína”. Paso para atrás, y efectivamente. Si los artistas están para hacer saltar tabús, Nico debe ser una artista total. Que pasada. Me quedé sin palabras. Efectivamente … puede haber algo más dickensiano, pero creo que ese debe ser uno de los límites de lo que una persona puede sufrir. Mientras relataban esta iniciación intercalaban unas imágenes de Nico, ya transformada en una heroinómana de mediana edad (dientes carcomidos, mirada enloquecida) que había hecho realidad uno de sus más profundos sueños: convertirse en una persona horrible por dentro y por fuera. Decía “no regrets, no regrets”, que traducido sería “el muerto al hoyo y el vivo…”.




En ese momento, con el corazón en un puño me preguntaba si nuestro querido héroe podría, acaso, sufrir más desventuras , ¿una tormenta de nieve?, ¿un rayo? … que va, algo más prosaico, sobre todo para un heroinómano, una sobredosis. Como la estirpe Nico, siempre ha sido proclive a los excesos, y en la juventud uno lo que tiene ganas es de fiesta y no de ponerse en plan boticario, pues se ve que al chaval se le fue la mano, y acabó muerto clínicamente. En el hospital aparece Nico, y no tiene otra ocurrencia , ojo que es para no creérselo, que querer grabar la máquina que con sonidos trasmite los signos vitales de Ari para ponerla en un disco. No nos queremos imaginar la escena, que era relatada en la película por el propio Ari lo más tranquilamente posible. Por cierto, que extraño es ver a tantos heroinómanos guapos. Porque continúan siendo guapos pero como si les hubiera pasado un camión por encima. Es inquietante.


La película termina como todos saben: a Nico le da un derrame cerebral en Ibiza el 18 de julio de 1988, alguien la recoge y le lleva de hospital en hospital pero nadie la quiere atender. Muere a las puertas de algún centro médico con nuestra seguridad social transformada en una de las Parcas cortando el hilo y dando por parcialmente acabado un dramón familiar, que clausura el propio Ari diciendo: “mi madre era una artista, y definitivamente le mató el sol”.

A pesar de todo lo dicho, yo sigo pensando como el padre de Titta, el protagonista de Amarcord: “un padre hace mil hijos, pero mil hijos no hacen un padre”. Pues eso.






Ari trabaja actualmente en Paris donde intenta ganarse la vida como fotógrafo, escribió un libro sobre la relación con su madre y también ha hecho pequeños papeles en películas como Nathalie X (2003). Ha cambiado su nombre adoptando el apellido de su madre, Ari Päffgen.

Como siempre os dejo con “Nos entra con los ojos” donde he colgado un recopilatorio de fotos de Nico con una terrible canción suya, de esas que hiela la sangre "You forgot to answer”. Para ver la evolución de señora estupenda, diosa pop a bruja del tren de feria escuchen estas canciones “Im not sayin´” (1965) una sorprendente y fresca canción pre-Velvet que se ha convertido en una de mis canciones del verano (si alguien me la pudiera “conseguir” y mandar al correo me haría muy feliz que tengo el youtube quemado) http://www.youtube.com/watch?v=JgdZFnZ6M0k&mode=related&search=. Y después se me pasan a ver esta "All Tomorrows Parties” http://www.youtube.com/watch?v=_KiU5P4ihIQ con la Nico hecha una heroinómana de mediana edad. Para los niños, en cambio, la “Historia de Nico contada a los más peques”: