(Previously on Palomitas: el autor del blog sufre un aparatoso esguince, hace una reflexión sobre el ego en el cine contemporáneo y en la blogosfera, pone una par de canciones animadas y continúa…)
Esa es la crítica que venía a hacer aquí, una crítica hecha desde mi experiencia (que lastre), mi ignorancia, y mi situación: de cubito prono, con la pierna levantada, y de un humor de perros porque todo el mundo se divertía a mí alrededor menos yo. En esa posición y con ese carácter endiablado estaba leyendo el muy recomendable blog (maquinariadenube), que también hace crítica cultural, pero vamos en un estilo mucho más fino (dondevaaparar), y a través de él descubrí una de las películas más increíbles que he visto en mi vida, una llena de personajes cotidianos, encuadres bellísimos y frases idiotamente filosóficas. La muy magnífica Du levande (2007) del no menos bizarro Roy Andersson.
La película es una obra de culto desde ya. Piensen que en España se estrenó en el 2007 y que recaudó la ridícula pero bonita cifra de 4.440 euros, es decir, que dividida entre los 6 euros que cuesta una entrada la vieron la absurda cantidad de 740 almas. Y digo almas porque la cinta es puro alimento para el espíritu ya que une alta comedia (la de tartazos, vamos) con alta filosofía. De hecho, el “nuevo” estilo del director ha sido calificado por los americanos como “un Bergman convertido al slpastick” o “que hubiera pasado si los Monty Python hubiesen sido suecos”. Es decir es una película llena de desolación y caídas tontas, como la vida misma. En esta cinta de sketchs, 67 en total, todo el mundo está deprimido y todo el mundo repite “nadie me comprende”, hasta un psiquiatra que en uno de los momentos claves de la cinta hace un hilarante discurso sobre que su trabajo consiste en hacer felices a gente egoísta (el propio director ha sufrido constantes depresiones). Es difícil encontrar películas que destilen tanta humanidad sobre el destino incierto de los suecos en particular y del resto de la población mundial, así en general.
El director. El director es una persona altamente bizarra que hace una película por década, y que entre película y película cae en profundas depresiones y hace anuncios. Antiguo estudiante de la Escuela de cine Sueca, de donde Bergman era una especie de inspector y consultor espiritual y artístico al que, casi obligatoriamente, había que ir a pedirle consejo, y al que Andersson conoció y acabó calificando como un director sobrestimado y un facha, que amenazaba a los alumnos diciéndoles que si no dejaban de hacer panfletos izquierdistas los expulsaría. Huyendo del maestro, Andersson inicia su enloquecida trayectoria realizando una obra que ha sido recibida desigualmente en su país, por ejemplo, su primer film, una historia de amor adolescente titulada En kärlekshistoria (1970) fue un éxito inmediato, su segundo film Giliap (1975) fue un fracaso estrepitoso que casi hunde al director y a la productora (los presupuestos se dispararon). Tras este batacazo pasa años en la inactividad hasta que se mete a hacer anuncios para sobrevivir, convirtiendo ese medio en una forma de arte y ganando multiples premios; como decían en otro blog: “los anuncios de Andersson triunfan a pesar de estar protagonizados por personas viejas, gordas, locas…”. Veamos algunos ejemplos, entre ellos uno de los anuncios ganadores del certamen de Cannes de publicidad (el anuncio del avión):
Y te admiro porque creo que la gente que quiere hacer poesía con el cine se equivoca de medio. Es decir, que si quieres hacer poesía lo más recomendable es que cojas un par de cuartillas, un boli de regalo del Banco Santander, una ventana con buenas vistas, y te dediques a exprimirte el alma mientras te sudan las manos (si te dedicas a la poesía TE TIENEN que sudar las manos). Y es lo más recomendable porque siempre es mucho más fácil reunir un boli del Banco de Santander, unas cuartillas, una ventana, unas manos sudorosas y un alma, que un presupuesto desorbitado, un equipo técnico costosísimo, el trabajo de no menos que 500 personas (en todo el proceso), una postproducción dolorosa, un estreno rocambolesco… Es decir, en cine, como en la vida, la poesía se consigue de carambola, y es prácticamente imposible plantearse de buenas a primera crear algo con alma, vean sino, toda esa oleada de poesía indie que vivimos con directores como Michel Gondry, Sofia Coppola o Isabel Coixet, que aciertan cuando aciertan, que es pocas veces, la verdad. Por eso creo que se tienen que venerar aquellas obras que, queriéndolo o no, dan en el clavo. Vean sino los primeros minutos de Du levande y caigan fascinados…
3 comments:
Hola Nacho,
suscribo todo lo que dices. De hecho esta reseña me gusta bastante más que la que yo hice.
Saludos ;)
Bueno, bueno, estoy muy agradecido porque es que usted todo lo que escribe lo borda, y no es por ponernos a chuparnos los penes como los perros, pero ¿le tengo que recordar que usted escribió sobre un mariquita saltimbanqui, Barbette, como si fuera una cosa seria y altamente artística y no un invertido dando saltitos?. Más cosas en común: estuve, cuando tenía un fascinante trabajo cultural, a punto de comprar un collage de Dani Sanchis pero no los vendía. Actualmente, el que se vende soy yo...
risas mil con tu entrada....felices pascuas
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