Como estoy atascado con la crítica de una estupenda película (que está al caer), me salgo por al tangente, y les hablo de uno de mis temas del verano: el turismo y el cine. El otro día estaba hablando con un amigo… por cierto, ¿no odian esos artículos inflados que empiezan así?. Estilo: El otro día estaba hablando con mi querida amiga Aurea Ortiz sobre su artículo en “Cashiers du cinema España”, y comentábamos… pues sí, yo también los odio. Por eso empiezo hablando con un amigo que es un don nadie, entiéndanme, que yo lo quiero mucho, pero que es un don nadie. Y le preguntaba: oye, y que me cuentas del romance entre Woody Allen y Barcelona (que es donde está domiciliado mi amigo). Total que me dice que todo el mundo emocionadísimo con que le cerraran las calles, que los medios españoles contando milimétricamente las trotaduras del genio y la nínfula, que si Woody Allen iba a pasar la Nochevieja en Barcelona (sobre donde se iba a comer Scarlett Johanson los tradicionales canelones de San Esteve se guarda un sepulcral silencio), que si patatín que si patatán. Acto seguido me informa de unos apagones menos cinematográficos que tuvieron a una parte importante de Barcelona a dos velas, sin tele, sin Woody, sin radio y contando chismes de vecinas.
Y yo me dije: ostis, esto da que pensar. Y daba que pensar porque confirmaba, palabra por palabra, la teorías de un libro que me estoy leyendo “The tourist city” editado por los sendos profesores Dennis R. Judd y Susan S. Fainstein que se dedican a soltar verdades como puños sobre el turismo y la ciudad. Como puños, las sueltan. A modo de muestra, ahí van dos puñetazos:
La teoría de estos señores es que la mirada del turista se tiene que educar y guiar debido a que la gran mayoría de la humanidad no sabe distinguir a ciencia cierta entra una joya del churrigueresco, y lo que es un edificio como feo y viejo. En España tenemos el paradigma de El Escorial, del que si no hubiera montañas de libros escritos, horas de explicaciones dadas por una legión de guías turísticos y grandes señales indicándonos la obra maestra que es, pues la mayoría pensaríamos, pues, lo normal: que deberían dinamitarlo para construir algo más bonito, como un parking subterráneo o un frontenis. Dentro de los grandes educadores de la mirada del turista sobresale el cine. El cine se ha convertido en el gran puesto de suvenires de la era del turismo masivo. Es el Gran Hacedor de Postalitas. Algo que se vive de primera mano cuando se viaja, por ejemplo, a ciudades tan cinematográficas como Nueva York. En Nueva York uno sabe donde mirar, porque lo ha mirado mil veces. “Mira, allí se posó
Superman…, allí
Superaton… mira el vapor salir de las alcantarillas como en
Canción triste de Hill Street…”… este tipo de cosas. Y debido a que el cine es tan importante para crear una mítica de la ciudad, que en estos momentos equivale a una mítica del turismo, los gobernantes, nuestros ediles, se esfuerzan tanto para que algún caricato de renombre como Woody Allen se pare en Barcelona a fotografiar lo que le de la gana. Barcelona ciudad moderna y modernista hemos de reconocer que lo está haciendo bien. Pasito a pasito, en los últimos años, tiene dos películas de resonancia internacional, la de Pedro Almodovar y la de Woody Allen, eso sin contar que sirvió como escenario urbano para ese bodrio que era “El perfume”. Atrás quedaron, en cambio, películas como la magnifica,
Furia española (1975) de
Francisco Betriú, u
Ocaña, un retrato intermitente (1978) de
Ventura Pons, con la Ocaña enseñando el pito en las Ramblas, que eran unas cosas así como de lumpens y maricones. Ahora Barcelona quiere su postalita, y además hecha por un retratista bueno, un intelectual superviviente de la caída de las ideologías, oye, y lo que se tenga que pagar que se pague.
Valencia, ojo, también tiene una personalidad muy marcada, además de edificios muy bonitos y costosos, pero está manca en el terreno de la postal en movimiento, de la películita hagiográfica. Nuestra proyección internacional está flojita, vamos admitirlo, lo del Papa estuvo bien, pero como faltó la aparición mariana retransmitida vía satélite para convertir al occidente comunista y al oriente musulmán, pues la cosa quedó como pobre. De la Copa America, no he encontrado referentes cinematográficos salvo el de
Jaws /“Tiburón” (1975), donde se dice que uno de los personajes había participado en dicha competición. Eso a nivel internacional; a nivel nacional somos más conocidos por los telediarios, en noticias diversas recogidas bajo el epígrafe “Horribles Sucesos/Noticias de interés Folclórico”: la tomatina de Buñol, terrible crimen satánico en Alicante… Con esto, lo que vengo a mostrar una carencia de nuestro aparato turístico-ideológico, con ánimo que el pérfido catalán no se nos adelante como en los Juegos Olímpicos, y hagamos, pero ya, algún fastuoso encargo a un director de renombre que plasme los colores, las gentes, el color, la luz, ¡¡oh la luz!!, de Valencia. El problema es encontrar a un poeta visual de altura, que esa es otra. Yo creo, fíjense que lo digo aún a riesgo de que me llamen chauvinista, que no ha nacido el director de cine capaz de reflejar la belleza de Valencia. Vamos, que está por inventar. Que es una entelequia. Para mí el director ideal sería una mezcla del
Emir Kusturica de
Crna macka, beli macor/”Gato blanco, gato negro” y el
Pedro Lazaga de
La ciudad no es para mí. Y lo digo para que conste, y por ayudar, así como invitó a otros a que hagan sus cábalas y combinaciones. Que igual pensado entre todos se nos ocurre algo.
Otra cosa que dicen los señores barbudos del libro del turismo, es que remodelar las ciudades para adaptarlas al negocio del turismo, pues queda como feo y deshilachado. Porque sólo se reforman unas cuantas calles del centro que acaban convertidas en centros comerciales peatonales, mientras se deja intacta la miseria circundante. Así la ciudad acaba pareciéndose a un parque de atracciones para turistas con unas cuantas zonas hiper modernizadas, y después zonas enteras llenas de la vida mísera del urbanita medio. Ellos dicen que pasa mucho en América, pero no saben que en Europa también y en casi todos los lados: Barcelona (Las Ramblas/ El Raval), Valencia (El Carmen/Velluters), Madrid (con todas las calles de putas que van a parar a Las Gran Vía, con especial mención de la calle “Desengaño” donde se ponen los transexuales), o Lisboa (donde pasas una simple calle del Chiado, y te venden drogaina y te atracan navaja en mano con esa tristeza, con esa saudade tan característica de los lisboetas…).
En fin, que lo que me sorprendió no fue esa constatación de una realidad, sino una frase aterrorizante que decían a continuación: “Mucho se habla de las grandes diferencias entre los grandes complejos turísticos y el entorno mísero de los países en desarrollo, pero poco de las diferencias existentes dentro de nuestras propias ciudades entre las calles turísticas y los barrios pobres que los envuelven”. Y, no pude más que exclamar: “¡¡¡Ostriasssss Pedrín!!!”. Me entró un vértigo-go de agarrarme a la computadora, un desmayo producido por la constatación de que todos formamos parte de la cadena trófica del turismo, de la pirámide alimenticia del ocio en la que el turista grande se como al chico y éste al más chico.
Me explico: nosotros vamos a Cuba con nuestros eurazos y somos los reyes del Chancleter, allí podemos comprar falsa artesanía y personas hasta hartarnos. Pero, ¿me quieren ustedes decir que por encima nuestro no habrá otros turistas que vengan a hacer lo mismo en nuestros lugares de residencia?. Y más en Valencia, donde eventos como competiciones de yates y circuitos de fórmula 1, parecen dirigidos a, ¿como decirlo sin parecer ofensivo?, a… a personas Supermillonarias, y muy probablemente Supervillanas. Por ejemplo, mi señora y yo, que somos dos cretinos cualquiera, que formamos un núcleo familiar de clase media (mediamanga mangotera), que somos modernos, y apolíticos, que no pedimos más que podernos comprar un piso donde tener terribles accidentes domésticos, y podernos comprar un coche para inflar las estadísticas de mancos y cojos… pues eso, nosotros, que en ningún momento podemos negar que el turismo es uno de los principales motores económicos de las ciudades, que son los sitios donde preferimos vivir, no estaremos tan indefensos en el fondo como las cubanas o las tailandesas. Mira, que a las tailandesas les dijeron “Este resort va a traer mucho trabajo y prosperidad a las pobres gentes de Tailandia”. Y cuando aquello abrió las puertas y se lleno de alemanes y belgas dispuestos a… ¡Ay Dios Mio!. ¡Que desgracia más grande!. Que me veo a mi señora una vez que se le acabe la beca de investigación enseñando sus buenas carnes como si fuera una compañera de
Giulietta Masina en el Paseo Arqueológico de
Le Notti di Cabiria / “Las noches de Cabiria”. Y a mi limpiando parabrisas de formulas 1 a escupitajos, una vez que se demuestre que esto de ser una artista barroca absurda no me lleva a ninguna parte. O peor… a los dos haciendo de valenciana y saraguey robotizados, en una ofrenda mecanizada y eterna a la Virgen de los Desamparados, en un futuro “Valencia-Park” al estilo del de
Yul Brynner en
Westworld / “Almas de metal”…¡¡Que sofoco!!... pero el turismo, ¡¡¡que gran invento!!!.
Posdatas:
- Como decían “Chico y chica” en una canción: “todas necesitamos una amiga en Barcelona”. Y por muchos años.
- El antídoto al turismo lo tenía al padre de un amigo que decía: “allá donde fueres, casas y gentes”. Vamos, que en todos los lados te ibas a encontrar lo mismo, “casas y gentes”.
- La esterilidad del viaje turístico, en cambio, se traduce en esta frase de vuelta de vacaciones: “Xica, molt bonico, tot de marbre, tot de marbre, ara que igual que te digo una cosa te digo la otra: lo de allí, aquí, no funcionaría, no, porque no, porque son cosas distintas…”.
Me despido prácticamente haciendo las maletas para San Francisco. Por cierto, hablando de ciudades y películas, ¿alguien se acuerda de cual era el barrio de la película Avaricia / Greed de Erich von Stroheim?. Lo digo para cuando entre en él, rodear con mi paternal brazo el hombro de mi señora, y decirla mesándome la perilla “Aquí, inculta pero encantadora criaturita, se levantó una de las grandes obras de la humanidad del S.XX para acá”. Como esos imbéciles que se extasían ante “La puerta de los leones”.
Os dejo con una de las que prometo escasas fotos personales (una de viajes además, tomada en Yellowstone). Y que he dado en titular “Alegoría de la Vieja y de la Nueva Crítica Cinematográfica”, porque si se fijan el búfalo bizco del fondo parece que se va a arrancar con aquello de “El universo lacaniano…”.
6 comments:
Haces unos post tan densos (y cojonudos) que da para varios días de reflexión antes de poner un comentario.
Me viene al pelo algo que justo el otro día recordaba con unas amigas. En el colegio estudiábamos y recitábamos como loros aquello de “Espaaaaaaña es un paíííííís en vías de desarrrrrrooooollo”, sin saber qué rayos quería decir. Oye y tampoco hace tanto tiempo de eso. Ahora que ya estamos desarrollados hemos encontrado nuestro lugar: la hostelería, esto es, la reserva turística de los empleados y jubilados europeos, de los de la Europa de verdad, se entiende: Alemania, Francia, United Kingdom y aquello que antes se llamaba el Benelux (¿existe Luxemburgo?), que los demás países estamos de prestao para cubrir sus necesidades de ocio, económicas y sexuales (véase si no rumanas y polacas, que son como las tailandesas de acá).
Yo a Valencia la veo filmada por el John Waters de sus buenos tiempos o por el Fellini más decadente, con sus falleras, sus pontífices de visita, sus millonarios de la Fórmula 1 y la copa América, sus empresarios de elegancia sin parangón y sus llauros de paella dominguera mascullando con el caliqueño entre los dientes che-mira-quins-melons-tinc-en-
l’horta-enguany. Pero me temo que si ni siquiera Berlanga, que es de la tierra, ha rodado aquí, tan berlanguiano como es ésto (ha hecho cositas, pero no “la película definitiva sobre Valencia”) es que no tiene remedio la cosa. Lo mejor es aquella genialidad del tío Masclet que sacaron en fallas: http://es.youtube.com/watch?v=HcYKRzy92Hk
(La Alegoría de la Vieja y de la Nueva Crítica Cinematográfica me ha encantado: ¡¡Calla ya, Búúúúúfalo!! que diría Juncal)
Pide y te será concedido. El barrio donde se rodó Avaricia (¡peliculón impresionante!) creo que es Hayes Valley. Aquí van los lugares de rodaje de Avaricia para que puedas presumir:
http://www.hollywoodheritage.org/newsarchive/
Fall_2004/Greed.html
(He cortado el enlace porque no entra en la columna, quítale el espacio)
En el imdb está detallado:
http://www.imdb.com/title/tt0015881/locations
¡Qué envidia lo de San Francisco! ¡Disfrutad!
Creo que lo mejor de mi vuelta a casa y al trabajo, además de perder a mis vástagos de vista por unas horas, ha sido poder volver a leerte con calma, deleitándome, y no a todo correr que es como estoy haciendo las cosas desde hace casi un mes. ¡Como te echaba de menos!. Se por mis fuentes, bien informadas, que has estado en un montón de sitios, que no habeis parado y por eso son tan escasos los bienes "leibles", pero se te perdona si después disfrutamos de ello. Yo a Valencia, sinceramente, no la veo filmada, ni postalilla, ni na de na. El revival, tipo Cuentame, me han dicho que a nivel televisivo esta muy de moda pero atrás quedaron las cañas, los barros y las barracas.
yo por el progreso hago lo que haga falta, sin dudarlo!
Asi que si me quieren vestida de porno fallera en una terraza del puerto pues para alla que me voy...ahora eso si, tras recorrer 200 paises y hacer de todo pa'ganarnos la vida espero que acabemos como los dos abuelitos de la foto de la playa, mascullando: "che-mira-quins-melons-tinc-en-l’horta-enguany
he llegado a tu blog por casualidad, buscando informacion para mi tesis de turismo y cine, entienes unas criticas e ideas geniales, muy profundas y analiticas te felicito sigue asi...Jessica Reinstein
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