Monday, March 24, 2008

“¡¡¡Che, quin conqueror!!!” una crítica de lo que puede ser “King Conqueror”

Que durante los meses de primavera Valencia está más bonita que nunca, es de todos sabido. Además que nadie nos puede negar que esa belleza es tan perfecta que parece obra de un Ente superior, de un Gran Artesano, o si lo prefieren un Gran Artista Fallero a la que se ha venido a sumar el natural transcurso de la Historia y el buen hacer Valenciano. Ese brillo que vemos en las flores de azahar brotando de los naranjos, en las sombras creciendo a los pies de Quart, y en los ecuatorianos jugando al balompié en el Turia comenzó en una fecha exacta. En un Big Bang de valencianía que se produjo hace 800 años cuando viniera al mundo el rey Jaume I.






Tamaña fecha se tenía celebrar (a la fuerza), que ya tuvimos un día de fastos con volteo general de campanas, mascletá extraordinaria y un pasearse de las huestes cristianas por el centro de valencia, que aquello encendía al más apagado y catalanista de nuestros vecinos. Pero la cosa no acabó ahí, que al modo en que se hizo durante esa entrañable jornada, el mundo cultural valenciano va a estar tomado literalmente por la figura de tan magnánimo monarca. Miles de exposiciones, charlas, legiones de historiadores barbudos asistiendo a cientos de universidades, casas de cultura y centros recreativos donde sólo se van a programar jaumadas. La guinda de ese conmemoración, claro, la peliculita.







¿Cómo no hacer una peliculita sobre el tirano Yaqmu Albarsaluni, que es como el infiel musulmán llamaba a Jaume I el barcelonés?.¿ Cómo no rodarla en la Ciudad de la Luz de Alicante donde se han rodado otros films históricos de la talla de Asterix en los juegos olímpicos (Astérix aux jeux olympiques, Frédéric Forestier, 2008)?. ¿Cómo no darle la dirección a un hombre que no titubea, a un director de cine que se viste por los pies como José Antonio Escrivá ?. Pero repasemos la trayectoria de este gran creador para saber que el encargo (ideas así no las tiene uno mientras se lava las orejas con unos bastoncillos) no le ha venido regalado. Todos tenemos un pasado y no conviene avergonzarse de él, pero Escrivá tiene muchos y todos muy interesantes dentro del campo del guionaje o de escribir las necedades que los actores sueltan por la boca. Supervisó guiones clásicos como Cateto a babor (1970), No desearás al vecino del quinto (1970), Vente a Alemania, Pepe (1971), Ligue Story (1972), y de Vente a ligar al Oeste (1972) donde repitió la temática de “irse a algún sitio a hacer algo”. Es autor él sólo, eso sí que hay que reconocérselo al hombre, del guión de uno de los grandes clásicos del cine de terror de videoclub de los 80, Slugs, muerte viscosa (1988), un peliculón (y lo digo en serio) dentro del terror casposo. También ha escrito para televisión como cuando perpetró los guiones de aquella inefable serie que era "Lleno, por favor" (1993) realizada por una A3 soltando toda su artillería audiovisual contra un PSOE que se hundía aceleradamente. Como director se formó en los 31 episodios, ojo 31 episodios, de ese canto a la violencia y a los prejuicios clasistas que era "Manos a la obra" (1998-2001); donde otra vez la combinación Escrivá / Antena 3 acabaron tomando el pulso a los tiempos.


Con este background (que dicen los modernos) qué podemos esperar. Pues que al hombre le han dado un presupuestazo del copón, de esos que dejan tiritando las arcas públicas, le han dicho que puede contratar a Jude Law, y que si tal y que si cual, y se ha creído Samuel Fuller y va diciendo por ahí (por ahí es exactamente en la revista de la Academia de cine española: Academia. Noticias del cine español', nº140, diciembre 2007) sandeces de este estilo:



"Tener sangre valenciana y poder dirigir, en la ficción, los pasos de Jaime, el Rey Conquistador, ochocientos años después de su nacimiento, es uno de los retos que más deseo experimentar. Colocaré mis cámaras en los mismos campos de batalla donde él colocó sus estandartes,levantaré mi campamento cinematográfico en las mismas localizaciones donde él levantó el suyo, emularé sus estratagemas y las seguiré con mis cámaras y mis extras, experimentando así la toma de la ciudad de Valencia, desde mi objetivo. Espero, con todo ello, saber "conquistar" a la audiencia igual que el personaje me ha sabido conquistar a mí".




Ahora se impone una reflexión, porque como decía el filósofo húngaro Georg Lukács el fascismo es la suma de todos los momentos irracionales de la historia, y esta historia aún antes de empezar esta plagadita de momentos así. Mi principal pregunta es: ¿esto es realmente necesario?. En serio, es una pregunta tonta, pero ¿es necesario?. La necesidad de contar nuestra propia historia y el modo en que lo hacemos me han recordado a un artículo de Ralph Rugoff escrito para su libro Circus Americanus, del que hablábamos en el anterior “palomitas” (http://palomitas-en-los-ojos.blogspot.com/2008/03/especial-cine-y-semana-santa.html). Es la bonita y aleccionadora parábola de “El Maoista y la Ballena”. En ese artículo Rugoff hablaba de un amigo director de cine, un hombre culto y con intereses políticos (había formado un colectivo de cine maoísta), francés de origen que por entonces vivía en California, y que un buen día recibió la visita de su padre con quien compartía intereses. Pero, como todos sabemos, cuando a uno le visita la familia siempre acaba haciendo las cosas más insospechadas el director de cine y su padre se encontraron visitando el “Sea World” una especie de acuario-espectáculo, un parque temático de vida marina. Allí pudieron disfrutar del espectáculo estrella que era “Shamu la Ballena Asesina”, que precisamente aquel verano conmemoraba una efeméride tan crucial para América como lo es el nacimiento de Jaume I para Valencia: el momento en que George Washington cruzaba el Delaware. Para celebrar que habían transcurrido 200 años desde ese hecho, el entrenador de Shamu la Ballena Asesina se vistió como George Washington y subido al animal cruzó varias veces la gran piscina al ritmo del himno nacional americano para terminar con un gran golpe de cola que mojó al público entre el alborozo general. A la salida, camino del parking, el padre del director de cine se giro emocionado, cogió a su hijo por un brazo y le dijo: “ Cualquier cultura que pueda hacer eso a su propia historia y sobrevivir, es invencible”.



La bonita lección que podemos extraer de la historia de “El Maoista y la Ballena”, como ya habrán adivinado, es: ¿está la cultura valenciana preparada para el duro envite que significara la película de José Antonio Escrivá?. Pues yo creo que no. Fíjense. Y a mi esta circunstancia pues me gusta, la verdad, que llevo varios artículos anunciado un apocalipsis cultural de primer orden que se iniciará en tierras valencianas, y todos son símbolos de mal agüero (como decía Sant Vicent Ferrer “¡Ooh Quinyes tenebres tan forts!”). Claro, que ya que nos metemos, ¿Por qué no un musical?.Eso sí que sería definitivo, la verdad. Ya hay uno, Don Jaume, el conquistador (Antoni Verdaguer, 1994), pero la hicieron los pérfidos catalanes, y debía de ser una cosa como poco respetuosa, que ya se ve por el condón del cartel, el guión de Ferran Torrent basado en una obra de Serafí Pitarra, y la presencia de actores del tallaje de Amparo Moreno y Jaume Sisa. Imagínense como sería que le negaron las subvenciones por todos lados. Yo de lo que estoy hablando no es de una astracanada sino de un musical serio, coño, estilo “Los Miserables”, serio, valenciano y con abundantes ilustraciones musicovocales, que ya me imagino la escena (entrecierren los ojillos y sueñen conmigo):

El fondo del escenario se torna anaranjado, está amaneciendo en un arrozal, el ruido del agua acompañan los primeros acordes de la sección de cuerda. De entre los arroces surge una silueta femenina, una figura ondulante que conforme la luz crece descubrimos que es una mora. Jaume I entra a caballo por la izquierda, con un porte distinguido, se para a sus pies. La mora le ofrece un vaso y comienza un dúo amoroso a dos voces titulado “¡¡Xe!!, axio es or, xata”.



Tengo muchas más escenas escritas, por si alguien de la Xeneralitat se anima…

Termino con la imagen de la ultima obra de mi artista favorita, la huevera postmoderna del mercado de Ruzafa, una mujer que se dedica a decorar los huevos estacionalmente para llamar la atención de la clientela. La mujer no sabe lo que es un object trouvé, ni el surrealismo, ni el art brut, ni lo postmoderno que es jugar con símbolos, huevos, y tradiciones. Pero ella hace estas maravillas, y además los huevos están fresquísimos y baratísimos. Otra que también sabe jugar con símbolos y tradiciones es Rita Barbera, y así lo explica a la perfección un blog que nos gusta a rrrrrrabiar, La guillotina piano (no dejen de leerlo) http://librodenotas.com/laguillotinapiano/13389/por-el-vuelo-de-una-falda-indumentaria-fallera-y-populismo .


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