Tamaña fecha se tenía celebrar (a la fuerza), que ya tuvimos un día de fastos con volteo general de campanas, mascletá extraordinaria y un pasearse de las huestes cristianas por el centro de valencia, que aquello encendía al más apagado y catalanista de nuestros vecinos. Pero la cosa no acabó ahí, que al modo en que se hizo durante esa entrañable jornada, el mundo cultural valenciano va a estar tomado literalmente por la figura de tan magnánimo monarca. Miles de exposiciones, charlas, legiones de historiadores barbudos asistiendo a cientos de universidades, casas de cultura y centros recreativos donde sólo se van a programar jaumadas. La guinda de ese conmemoración, claro, la peliculita.
Con este background (que dicen los modernos) qué podemos esperar. Pues que al hombre le han dado un presupuestazo del copón, de esos que dejan tiritando las arcas públicas, le han dicho que puede contratar a Jude Law, y que si tal y que si cual, y se ha creído Samuel Fuller y va diciendo por ahí (por ahí es exactamente en la revista de la Academia de cine española: Academia. Noticias del cine español', nº140, diciembre 2007) sandeces de este estilo:
Ahora se impone una reflexión, porque como decía el filósofo húngaro Georg Lukács el fascismo es la suma de todos los momentos irracionales de la historia, y esta historia aún antes de empezar esta plagadita de momentos así. Mi principal pregunta es: ¿esto es realmente necesario?. En serio, es una pregunta tonta, pero ¿es necesario?. La necesidad de contar nuestra propia historia y el modo en que lo hacemos me han recordado a un artículo de Ralph Rugoff escrito para su libro Circus Americanus, del que hablábamos en el anterior “palomitas” (http://palomitas-en-los-ojos.blogspot.com/2008/03/especial-cine-y-semana-santa.html). Es la bonita y aleccionadora parábola de “El Maoista y la Ballena”. En ese artículo Rugoff hablaba de un amigo director de cine, un hombre culto y con intereses políticos (había formado un colectivo de cine maoísta), francés de origen que por entonces vivía en California, y que un buen día recibió la visita de su padre con quien compartía intereses. Pero, como todos sabemos, cuando a uno le visita la familia siempre acaba haciendo las cosas más insospechadas el director de cine y su padre se encontraron visitando el “Sea World” una especie de acuario-espectáculo, un parque temático de vida marina. Allí pudieron disfrutar del espectáculo estrella que era “Shamu la Ballena Asesina”, que precisamente aquel verano conmemoraba una efeméride tan crucial para América como lo es el nacimiento de Jaume I para Valencia: el momento en que George Washington cruzaba el Delaware. Para celebrar que habían transcurrido 200 años desde ese hecho, el entrenador de Shamu la Ballena Asesina se vistió como George Washington y subido al animal cruzó varias veces la gran piscina al ritmo del himno nacional americano para terminar con un gran golpe de cola que mojó al público entre el alborozo general. A la salida, camino del parking, el padre del director de cine se giro emocionado, cogió a su hijo por un brazo y le dijo: “ Cualquier cultura que pueda hacer eso a su propia historia y sobrevivir, es invencible”.
La bonita lección que podemos extraer de la historia de “El Maoista y la Ballena”, como ya habrán adivinado, es: ¿está la cultura valenciana preparada para el duro envite que significara la película de José Antonio Escrivá?. Pues yo creo que no. Fíjense. Y a mi esta circunstancia pues me gusta, la verdad, que llevo varios artículos anunciado un apocalipsis cultural de primer orden que se iniciará en tierras valencianas, y todos son símbolos de mal agüero (como decía Sant Vicent Ferrer “¡Ooh Quinyes tenebres tan forts!”). Claro, que ya que nos metemos, ¿Por qué no un musical?.Eso sí que sería definitivo, la verdad. Ya hay uno, Don Jaume, el conquistador (Antoni Verdaguer, 1994), pero la hicieron los pérfidos catalanes, y debía de ser una cosa como poco respetuosa, que ya se ve por el condón del cartel, el guión de Ferran Torrent basado en una obra de Serafí Pitarra, y la presencia de actores del tallaje de Amparo Moreno y Jaume Sisa. Imagínense como sería que le negaron las subvenciones por todos lados. Yo de lo que estoy hablando no es de una astracanada sino de un musical serio, coño, estilo “Los Miserables”, serio, valenciano y con abundantes ilustraciones musicovocales, que ya me imagino la escena (entrecierren los ojillos y sueñen conmigo):
El fondo del escenario se torna anaranjado, está amaneciendo en un arrozal, el ruido del agua acompañan los primeros acordes de la sección de cuerda. De entre los arroces surge una silueta femenina, una figura ondulante que conforme la luz crece descubrimos que es una mora. Jaume I entra a caballo por la izquierda, con un porte distinguido, se para a sus pies. La mora le ofrece un vaso y comienza un dúo amoroso a dos voces titulado “¡¡Xe!!, axio es or, xata”.
Tengo muchas más escenas escritas, por si alguien de la Xeneralitat se anima…
Termino con la imagen de la ultima obra de mi artista favorita, la huevera postmoderna del mercado de Ruzafa, una mujer que se dedica a decorar los huevos estacionalmente para llamar la atención de la clientela. La mujer no sabe lo que es un object trouvé, ni el surrealismo, ni el art brut, ni lo postmoderno que es jugar con símbolos, huevos, y tradiciones. Pero ella hace estas maravillas, y además los huevos están fresquísimos y baratísimos. Otra que también sabe jugar con símbolos y tradiciones es Rita Barbera, y así lo explica a la perfección un blog que nos gusta a rrrrrrabiar, La guillotina piano (no dejen de leerlo) http://librodenotas.com/laguillotinapiano/13389/por-el-vuelo-de-una-falda-indumentaria-fallera-y-populismo .
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