Pero no se crean que me encuentro solo manteniendo ideas tan disparatadas, que en los últimos meses mi gusto por lo extravagante y ecológico se ha visto ampliamente satisfecho con unas muestras de campo que les traigo en este post para que alucinen. Las dos primeras tienen en común el que se puede considerar el acto ecológico por excelencia, matar a todos los humanos. Y los otros dos tienen en común una lectura surrealista, una vuelta de calcetín, a ese género que todos detestamos, los documentales de naturaleza.
Matar a todos los humanos, el gran sueño de Bender de Futurama se describe en una buena peli de terror, El incidente/ The Happening (2008) de M. Night Shyamalan (El Sexto Sentido, La Joven del Agua). En ella, un ataque terrorista (o no) deviene catástrofe ecológica cuando la raza humana decide, subordinada por la química, tirar por la calle del medio. Una extraña sustancia soltada al aire, elimina químicamente el instinto de supervivencia y hace que la película se pueble de gente saltando por la ventana, disparándose generosamente a la cabeza y otras lindezas por el estilo. Junto a este auto-extermino, M. Night Shyamalan , como en todas sus películas acaba metiendo a esos personajes de cuento que representan un conjunto de ideas sencillas, para que puedan ser comprendidas por alguien de California: lo Moderno, lo Viejo, la Familia, lo Falso… hasta una bruja de cuento de Hansel y Gretel tiene. Claro que la lectura final es un poco angustiosa: la tranquila vida natural de antaño apesta, la decoración de interiores moderna apesta, todo apesta. Resumiendo, la típica suma de disparates de Shyamalan (miedos posmodernos, filosofía new wave, humor inteligente), pero que en este caso encajan muy bien, en un peli, vale, clásica, pero que no por ello deja de ser muy muy angustiosa y de muy mal rollo.
Claro que en la ecología no todo es destrucción y angustia racial, que también hay momentos para disfrutar de la parte contraria, la reproductiva. Esparcir la semilla, polinizar, follar como los perros o como los conejos… todas estas ideas debían de pasarle por la cabecita a Isabella Rossellini , para apuntarse a un proyecto que me tiene hipnotizado, Green Porno (lo pueden ver en este enlace o en “Me ha entrado algo en los ojos”). Green Porno es un grupo de cortos, que cosechó gran éxito en Sundance, sobre la vida sexual de los insectos. Lo realmente llamativo es que, bueno, no sólo están escritos y dirigidos por ella, sino que además están protagonizados por la propia Isabella Rossellini. Cada corto empieza con ella diciendo “Si fuera una mantis me lo montaría de tal modo”. Acto seguido empieza una bizarra representación que lo tiene todo para gustar al personal: colores brillantes, actitud naif, sexo explicito incluyendo aberraciones, necrofilia… Ya le digo, un producto extraño hasta decir basta, que nos dice mucho de Isabella Rosellini, y ya que no puedo superar las palabras de mi compañero de blog, http://www.blogdelabutaca.net/ pues las copio: “la cuestión es que, así de entrada y viendo algunas imágenes de la buena mujer disfrazada de bicho, uno piensa que a la pobre la ha abandonado la cordura… bueno, la cordura, el dinero y los amigos, pero, dejando al margen lo delirante del asunto, el resultado es bastante ingenioso y divertido, y, sobre todo, la Rossellini demuestra que sabe reírse de sí misma. Y es que ya que te lanzas al artisteo multidisciplinar, al menos no te tomes tan en serio que aburras”. Además, aunque todavía no estén disponibles para ver en Europa, están pensados para la tercera pantalla (¡¡!!), esto es, pantallas de celular, ipods, itouche, iphones y el resto de “ies” y “ayes”. Ahora en serio, ¿desde cuándo mola tanto la Rossellini?.
Para comprender la subcultura yiff, antes hemos de señalar que no toda la gente que se disfraza de animal de peluche lo encuentra erótico, sino que muchas veces muchos de ellos simplemente se encuentran más cómodos en la piel de Minie que en la suya propia (o porque les mola el personaje). Pero los que practican el rollo yiff, sí, esos son los guarruzos, son los que pone en marcha toda la parafernalia del peluche en su intimidad más sucia. De hecho dentro de la jerga furry, utilizar el término yiff hace referencia tanto al acto sexual como al reflejo del mismo en dibujos o pelis (vean los inquietantes http://www.fuzzwolf.com/2004yiffyart.html o http://foxxfire.com ). El rollo yiff también tiene su plasmación en la pujante industria del cine casero, de hecho, los cortos de la Rossellini, por lo poco que podemos ver de ellos, son una versión de soft-porno del verdaderamente guarro, es decir, del realizado por pervertidos y no por artistas. Ese es uno de los precedentes que traen a la memoria Green Porno, parece que la Rossellini se ha puesto ciega a ver porno casero en una de las páginas imprescindibles del tema http://www.xtube.com. En ese dominio, recuerden para mayores de 18 años, miles de personas se graban y se cuelgan (con) sus obsesiones, entre ellos destacan los seguidores del yiff, pervertidos disfrazados de peluches, que tienen una puesta en escena tan elaborada como llena de imaginación y mal rollo. Entre ellos destaca un artista de primera fila Ballonfox, autor de una de las películas más importantes del año, Animatronic Pony Sex donde con la ayuda de un pony animado de 300 dólares y un inteligente uso de los recursos narrativos este hombre ha hecho una maravilla de la angustia moderna a la altura del David Lynch. Como si Cronemberg hiciera marionetas, para que se hagan una idea. Una obra maestra que me tiene fascinado, nunca un plano fijo ha dicho tantas cosas a tanta gente.
Véanlo y comparen con Green Porno: es como si pusiéramos al lado de La Belle et la bête (1946) de Jean Cocteau con su surrealismo pijo y de mariquitas, a Videodrome (1983) de David Cronenberg .
Recuerden: ¡¡¡La nueva carne está envuelta de peluche!!!.
1 comment:
No dejas de sorprenderme. Que empieces en el problema del agua y acabes en el Animatronic Pony Sex y el discurso tenga sentido (además de humor y contenido real) me parece impresionante. Gracias.
Pd. Lo de la Rossellini es alucinante. Si la viera su padre...
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