Monday, February 26, 2007

¡¡¡ Eh, Lynch vete a Missoula de donde nunca debiste haber salido!!! un criticazo de INLAND EMPIRE


Recuerdo una entrevista a Francis Ford Coppola, en la que sentado ceremoniosamente en los campos de su rancho –quizás delante del barco de “Apocalipsis Now” que tiene plantado en su jardín-, hablaba con sentencias diciendo cosas como: “Con la aparición de las cámaras digitales asistiremos al nacimiento de un nuevo cine, en el que una chica gordita de Wisconsi podrá hacer una película maravillosamente sensible que revolucionará el arte de narrar con imágenes”. Hasta el momento hemos visto pocas películas de esa mítica chica gordita de Wisconsi, llamémosla Mary Ellen –a excepción de ese trabajo increíble que es Nationale 7 (2000) de Jean-Pierre Sinapi -, y, en cambio sí que hemos visto mucha basura. De la basura rodada en cámara digital, Inland Empire es la peor y más pretenciosa bazofia de todas. Definitivamente. De un medio, el digital, que podía abaratar la producción y permitir que los (ya) viejos maestros del cine se liberen de las malvadas garras de la producción de Hollywood y experimentar. Hemos pasado, gracias a David Lynch, a algo que Jordi Costa llama “la primera obra maestra del poscine” y que en mi casa llaman “el perro solo, bien se lame”. Porque Inland Empire es eso, una sonora, húmeda y reiterativa (auto) lamida de pene, como la de un perro en una calurosa tarde de verano.



Algo que si me apuran no es, ni siquiera, experimentar. Experimentar es lo que hizo un joven Akira Kurosawa con 80 años en Los sueños de Akira Kurosawa / Yume cogiendo una cámara de video y haciendo una mirada poética y sentida a aquello que le fascinaba – una película, por cierto, producida internacionalmente por Steven Spielberg. O Fellini, que aunque en algunos momentos flojeo, se dejó llevar y se conformó –quizás por cansancio puramente físico- con ser él mismo y trasmitirnos sus obsesiones amplificadas en Cinecitta, nunca, nunca perdió su chispa de creador de teatrero capaz de engañarnos. Lynch, en cambio, no engaña a nadie. Ni a los espectadores de Venecia, que le abuchearon sonoramente, ni a las cinco de las veinte personas que ayer se salieron del cine entre resoplidos.

Esta película decepcionante cansa aún más al saber que Lynch es capaz –o mejor en pasado: ha sido capaz- de crear imágenes hermosas y turbias. Pero de esas imágenes tan conmovedoras como cargadas de humor – desde Cabeza borradora/ Eraserhead a esa joya del cortometraje que es The Cowboy and the Frenchman incluida en la película "Français vus par, Les"- ni hay ni rastro en INLAND EMPIRE –así en mayusculas, como quiere Lynch. No busquen la emoción de una historia turbadora o las poderosa escenografía kafkiana de la América profunda, nada. Tan sólo unos primeros planos aburridos y feos donde uno puede ver con todo lujo de detalle como Laura Dern interpreta de manera infantil la obra de teatro “Alicia en el país de las marvillas”en el reformatorio mental de Charenton - donde estaba ingresado Sade. Pero ni tan siquiera con eso consigue emocionar, ya que la pesadilla de Laura Dern queda sepultada por una gran cantidad de caspa y naftalina. Porque INLAND EMPIRE es una película que parece surgida de la noche de los tiempos, de los peores momentos de la cinematografía de los 60 –donde todo (el cine, el arte, la sociedad…) se iba a reinventar… para que todo siguiera igual. Es en este punto donde podemos enlazar esta obra –llamémosla “obra”- con toda una gran tradición cultural: la del “bluff” intelectual. Ese tipo de películas que aún adscribiéndose a un género, estilo, o corriente artística, y siendo correctas dentro de él, pues como que no tienen gracia, son como versiones desaliñadas, deslabazadas de grandes éxitos. El surrealismo cinematográfico tiene un montón de ellas. Por ejemplo, continuamos temblando con Un perro andaluz / Un chien andalou de Buñuel pero nos parecen un pastiche snob La concha y el clerigo / Coquille et le clergyman, La de Germanie Dulac o La bella y la bestia / Belle et la bête, La de Jean Cocteau. INLAND EMPIRE encaja dentro de esta tradición, es una película de museo de arte moderno, de hecho, diría que de museo de arte moderno aburrido –los hay que son una especie de parques de atracción culturales del capitalismo. ¿Y dentro de que corriente se adscribe INLAND EMPIRE para ser un pálido reflejo de una buena película?. Pues dentro del género de uno mismo y su mecanismo. Es decir, INLAND EMPIRE es una mala película de vanguardia – que nadie espere buen cine americano de vanguardia, que haberlo lo hay- dentro del género lynchiano. O como dijo Javier Cortijo de El Mundo: “el de Missoula ha echado literalmente el resto y (…) se ha auto homenajeado a conciencia y demencia”. No haremos una listado exhaustivo de los lugares comunes del “de Missoula” pero salve decir que en la película excepto un enano que hable al revés está todo Lynch concentrado –y algún robo a mano armada: Fellini- como si fuera un resumen de una gran novela para el Reader Digest.

La película, en fin, se puede considerar como un canto indirecto a la figura del productor. Porque está claro que los productores de cine son señores disparatados, constructores enriquecidos, presidentes de algún club de balompié, ex concejales de urbanismo, mafiosos de largos puros que dicen cosas como “yo no sabré lo que es arte pero sé lo que me gusta o no”. O en su vertiente americana, los productores son robots programados por las multinacionales que cargados de estadísticas desean encontrar la película perfecta para todos los gustos: “que el protagonista sea un héroe masculino sin fisuras, la chica del protagonista actué como una zorra que no sabe andar con tacones y que el gracioso amigo negro del protagonista muera en su último día de servicio”. Pero mi pregunta es, ¡¡¡Dios Mio!!!, en este mundo ultracapitalista ¿¿¿no somos todos un poco así???... No somos unos nuevos ricos resentidos sin la más mínima cultura, gente llena de prejuicios, ignorantes que sólo deseamos hora y media de una necia diversión que reafirme nuestras escasas ideas. Y si, tal como creo, somos millones, ¿¿¿POR QUÉ NADIE LE HA PARADO LOS PIES A DAVID LYNCH???. ¿¿¿Eh???. En una película fetiche de Minnelli como es Cautivos del mal /The Bad and the Beautiful dicen una frase estupenda refiriéndose a la relación director – productor, en la que se deja claro que el comerciante y el artista no tienen que entenderse, sino que cada uno tiene que hacer su trabajo: “Las mejores películas de Hollywood han surgido de la colaboración personas que se odiaban entre si”. A partir de INLAND EMPIRE – y su terrible segunda parte- está claro que a Lynch no le faltarán colaboradores que piensen que es un ser odioso. Apúntenme en esa lista.


PD: Si quieren ver alguien que no sé si revolucionará el cine pero que por lo menos no lo dejará morir de asco agénciense Gummo o Julien Donkey-Boy de Harmony Korine –por cierto su última peli Mister Lonely esta en posproducción, entre los personajes de la película están Michael Jackson, Marilyn Monroe, The Queen of England, James Dean, Charlie Chaplin, Abraham Lincoln, y Little red riding hood …vamos, todos el mundo que es alguien en la historia, el espectáculo.. y eso…

6 comments:

Anonymous said...

¡Menudo criticazo te has marcado! Y esas ilustraciones geniales...

Pasmada me han dejado las críticas de Jordi Costa y Ángel Sala. Son ese tipo de críticas excluyentes hechas para hacerte sentir un idiota si la peli no te ha gustado y si no has entendido nada, "Mira, tonto, yo sí que sé y tú no eres nada"

Con la cámara digital puedes hacer lo que te dé la gana, solo hacen falta ideas y talento. Y ahí están Arturo Risptein y Lars von Trier y Julio Medem y José Luis Guerín y Smoking room y una gran parte del cine latinoamericano y muchos otros para demostrarlo. Y claro, también puedes hacer pajas mentales, que de éstas siempre ha habido, en cualquier soporte. Pensemos que, por lo menos, la de Lynch no ha salido muy cara gracias al digital. Parece mentira que sea el mismo de esa maravilla que es Terciopelo Azul, entre nosotros, la única maravilla que ha hecho, que en las otras hay como retazos, fragmentos y posibilidades (Carretera perdida, Corazón salvaje, Mullholand drive) pero no esa sensación de obra completa y redonda, capaz de producir inquietud todas las veces que la ves, aunque te la sepas.

Anonymous said...

Tenéis que leer esta crítica de la peli de Lynch. Esclarecedora:
http://spauld.blogspot.com/2007/02/al-mismo-nivel.html

Anonymous said...

Se corta el link:
http://spauld.blogspot.com/2007/02/
al-mismo-nivel.html

Xelix said...

Hola hola a tod@s.

Impresionante la crítica de la bazofia de Lynchandonoselcerebro que ha pegado Aurea. Realmente cada día entiendo menos a los "criticos" de cine. Ahorita mismo me acaban de llamar para decirme que me pasan la centralita así que tengo que trabajar algo, no no creáis que es mucho.

Nos vemos en lo de Viki.

Besines de la Xelines

Anonymous said...

hola!
sabeis? me estais dando ganas de ver la peli, la verdad! es fuerte, pero tanto hablar de ella me dan ganas de verla porque seguro que yo la entiendo, y no como vosotros. Solo Jordi Costa y yo sabemos interpretar un caballo de astorga en medio del monte....
Por cierto, no deberia ser ilegal hacer 2 criticas para la misma pelicula como hace Jordi Costa? les cobrara la entrada de cine al pais y a Fotogramas? no creeis que deberiamos denunciarlo?

Anonymous said...

Pues no es por joder, vamos, pero a mi me ha gustado. Es cierto que a veces atufa a cine pseudovanguardista de los 60/70 (esas cosas pseudointelectuales a las que el tiempo ha hecho tanto daño), pero tiene momentos que me parecen puro cine, sea digital o no. Y no creo que sea para rasgarse las vestiduras Inland Empire cuando la segunda mitad de Mullholand Drive y el último tercio de Carretera Perdida ya avanzaban el desvarío que se avecinaba. Prefiero a este Lynch que al de los abuelitos viajeros en segadora, que sería tierna, pero también convencional hasta decir basta. En Inland Empire estoy todo el rato en tensión, cuestionándome qué me están contando y cómo (porque, lo siento, estoy convencido de que cada cosa está donde está por un motivo, y no hace falta rascar mucho para descubrirlo). Sin que me parezca una obra maestra, me hace revolverme en la butaca, preguntarme cosas y querer volver a verla, que ya es más de lo que me provoca el 99 % del cine que se hace hoy en día. He dicho.